Cada uno de nosotros estamos en contacto con nuestro Yo más íntimo, el cual a su vez está conectado con nuestras dos realidades más importantes, nuestra mente y nuestra dimensión espiritual. Es decir, que coexisten en nosotros dos Yoes conscientes; nuestro Yo psicológico o Ego, y nuestro Yo Superior o también denominado “Yo Crístico”. Muchos quizá piensen que solo son conscientes de uno solo, es decir el Ego que es el que piensa dentro de nosotros, toma las decisiones y en definitiva es el que nos convierte en la “persona” que creemos que somos. Y al hilo de mi artículo del mes anterior, donde traté el tema sobre las personas que son conscientes de que el ser humano tiene una dimensión Espiritual y los que aún no lo son; aquí nos volvemos a encontrar con la problemática de las personas que no son conscientes en absoluto de su propio Super Yo, o Yo Superior, los cuales aún les falta evolución espiritual como para poder seguir desarrollando su capacidad de ampliar su “Consciencia”, que es precisamente lo que nos pide el momento actual de Cambio vibracional que estamos viviendo.

Seguir el dictamen de nuestra ética personal es lo que solemos hacer todos para mantener nuestros actos entre los límites del Bien y del Mal universales, aun a riesgo de obedecer a una ética o moral muy “sui géneris” debido a que al ser la nuestra personal, está sujeta a nuestra educación, a nuestro nivel cultural, a nuestra madurez personal e incluso a la cultura o creencias religiosas bajo las cuales hayamos nacido o nos hayamos educado. Pero someter nuestra realidad, decisiones y capacidad personal de evolucionar solo a los dictámenes de nuestra ética y moral personal, nos puede hacer pobres en nuestra evolución espiritual y a nuestra apertura completa de Conciencia a la que estamos llamados. Además de llevarnos de cabeza, a una más o menos profunda crisis personal a medida que vayamos entrando en el otoño de nuestra vida y necesitemos menos de lo que nos ofrece el Ego y más de lo que nos ofrece el espíritu.

NUESTRO YO SUPERIOR