aprendiendo-el-alfabeto-emocionalPor Raquel Cabalga

¿Qué te parecería si te dijera que puedes vivir más y mejor? ¿Y si además te digo que puedes conseguirlo con solo aprender un alfabeto de cuatro letras? A continuación te voy a explicar un secreto, un secreto de aquellos que seguro contarás a voces a cuantas personas tengas a tu alrededor (¡o eso espero!).

Algunas personas creen que su juventud permanece vinculada directamente a su edad pero, afortunadamente, el Dr. Juan Hitzig, experto argentino en Biogerontología, ha descubierto que la característica común y más relevante de longevos saludables es la actitud y no su fisiología.

Desde la década de los 70 es bien sabido que nuestro complejo sistema hormonal es el responsable de nuestro ánimo, así como que el estrés emocional afecta a las estructuras cerebrales, causando muerte celular y mermando las conexiones neuronales. Cuando nos sentimos estresados, nuestro organismo genera cortisol y ello nos permite estar alerta pero si vivimos en un estado de estrés continuo, esa alerta se convierte en fatiga, angustia o depresión. ¡Pero aún hay más! Dicho estado debilita el sistema inmunológico, impide la neurogénesis (regeneración neuronal) y deteriora las capacidades cognitivas.

Hitzig dice literalmente que “cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en los cinco trillones de células que forman un organismo. Las conductas S (serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa) promueven la secreción de Serotonina mientras que las conductas R (resentimiento, rabia, rencor, reproche, resistencia, represión) facilitan la secreción de coRtisol, una hormona coRRosiva para las células, que acelera el envejecimiento. Las conductas S generan actitudes A: ánimo, amor, aprecio, amistad, acercamiento. Las conductas R, por el contrario, generan actitudes D: depresión, desánimo, desesperación, desolación.

Con solo aprender este simple alfabeto emocional de cuatro letras: SARD desde edades tempranas se logrará que más gente viva más tiempo y mejor, porque <<la mala sangre>> (mucho cortisol y poca serotonina) deteriora la salud, posibilita la enfermedad y acelera el envejecimiento. El buen humor, en cambio, es clave para la longevidad saludable”.

¿Cuántas conductas S identificas en tu día a día?