ALLÍ. PRESENTE. CONSCIENTE ALLÍ. PRESENTE. CONSCIENTE Por Eli Bravo Hay cosas que aunque las veamos venir de lejos igual nos impactan. Hace un par de días mi pequeña Andrea perdía otro diente de leche mientras que Isabel me decía que quería volver a bucear. Si, mis hijas ya no son unas bebés. No seré el primer papá que comenta “el tiempo vuela” ni el último que seguirá viendo a sus niñitas en el rostro de unas mujeres. Ellas crecen mientras yo sumo años en el calendario. Y cada uno de esos años, a pesar de los días difíciles, han sido los mejores de mi vida. Recuerdo como si fuera ayer cuando las llevaba en bicicleta al preescolar en Miami Shores. Yo llamaba a esa bicicleta “el autobús vietnamita”. Isabel viajaba a mis espaldas en un asiento plástico y Andrea se acomodaba en otro entre mis piernas. El trayecto eran unas 12 cuadras que pasaban ligeras mientras disfrutábamos la mañana. El último día de clases, antes de cambiarlas a una escuela más alejada de casa, descubrí que sería yo quien más extrañaría esa rutina de pedal. ¿Nostalgia del pasado? No precisamente. El sentimiento era más bien de contentura por el tiempo que habíamos aprovechado juntos. Ese pasado que nos ha traído a donde estamos ahora: un presente fugaz donde seguimos conversando y aprendiendo. El espacio donde transcurre nuestra vida común. Con este artículo no quiero dármelas de padre ideal porque no lo soy. Solo trato ser un buen padre para mis dos hijas. En lugar de querer ser perfecto me enfoco en ser humano, con mis días de sol y otros de lluvia, y todos ellos han servido para conocernos mejor. Es como si estuviéramos recibiendo una educación en doble vía donde hemos puesto amor, paciencia y corazón. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X