TAMBIÉN ELLOS SON NOSOTROS Cómo dividimos los grupos humanos y dividirnos entre “nosotros y ellos” Por Eli Bravo Este mundo globalizado pone cada vez más a prueba nuestro cerebro. Por ejemplo: durante miles de años este órgano ha tenido que desarrollar habilidades mentales para manejarse, desde los grupos de nómadas de la prehistoria, hasta el complejo sistema de intereses e identidades de la actual comunidad internacional. Para aquel cazador-recolector la idea de comunidad se limitaba a su manada inmediata. Hoy intentamos convivir con gente que jamás hemos visto y viven al otro lado del planeta. Esto lo vamos logrando, con sus traspiés, gracias a la capacidad de evolución del cerebro. El desarrollo de áreas como la corteza frontal nos han permitido tener un mayor nivel de consciencia para controlar los impulsos y entender a largo plazo las consecuencias de nuestras acciones. Además hemos desarrollado la capacidad de empatía, que no es otra cosa que entender el mundo emocional de otra persona y conectarnos con ella. Las relaciones cada vez más complejas que establecemos hoy en día, desde tratados de comercio internacional hasta familias multirraciales, son producto de esta evolución. Pero no es tan fácil. Todavía en nuestro cerebro están presentes las tendencias de nuestros ancestros, como poner límites a los grupos humanos y dividirnos entre “nosotros y ellos”. De esta forma levantamos una barrera donde los atributos positivos quedan de nuestro lado y todo lo malo está del lado de ellos. Así comienzan la segregación, la división social y las guerras civiles. Los psicólogos creen que esto ocurre por la perversión de un proceso mental. Para poner orden en un mundo siempre cambiante, nuestra mente usa etiquetas. Esto se llama categorización. De esta forma, si algo tiene rasgos similares a lo que ya conocemos y hemos categorizado, asumimos que es lo mismo o muy parecido. El mejor ejemplo son las nacionalidades: asignamos a quienes son de un país ciertos comportamientos que asumimos que todos comparten. El problema es que de la categorización al prejuicio hay un paso. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X