Reflexiones de una maestra de Reiki La Iniciación se puede repetir todas las veces que se desee, cada vez que se reunían para practicar el Maestro Usui ofrecía Reiju a sus alumnos. Nosotros como Maestros debemos responder a la solicitud que nos hagan los practicantes que deseen una Iniciación. Esta se realiza desde el amor y la gratitud y no se recibe ninguna compensación económica. ¿Y si pensamos en desmitificar la Iniciación? Creo que es imposible porque el proceso per se, es místico si bien lo que se lleva a cabo es práctico y palpable. Quienes la reciben notan el efecto. Durante varios años estuve explicando incansablemente lo que es Reiki. Con los años de experiencia sumado a mis procesos de evolución personal como Maestra, me di cuenta que mi responsabilidad como tal sencillamente consiste en enseñar a los estudiantes esa práctica, inspirarlos a realizarla diariamente (auto- tratamiento) y de nuestros 5 Principios de Reiki (meditación gassho, Gokkai) a sentirla en toda su profundidad y a realizarla en nuestra vida diaria. Siempre transmitiéndoles la confianza de que se puede practicar con éxito y que aprendan a reconocer que, ambas prácticas, representan nuestro compromiso con la disciplina. Durante todos estos años nunca he realizado un Taller de Reiki de la misma forma, cada uno ha sido diferente, sin importar el nivel de entrenamiento. Ahora mantengo siempre un elemento fundamental que es común en todos ellos: después de las presentaciones para que los participantes se conozcan procedo a realizar las Iniciaciones, luego guio a los estudiantes a su primera práctica directa, en ellos mismos, a experimentar, a sentir su energía, a observar sus cambios, a sentir Reiki. Y antes de que abran los ojos, les pido a cada uno que comparta cualquier pequeña diferencia que haya notado entre la forma como se sienten después de realizar su primer auto tratamiento y la forma como se sentían antes. No recuerdo de nadie que no advirtiera algo, por lo regular hay elementos comunes: se sienten más tranquilos, más centrados, más relajados y son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que no es la forma en la que se hubieran sentido si hubiesen permanecido sentados, en silencio, en medio de extraños. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X