Los ufólogos, o quienes así nos llamamos, hemos estudiado con detenimiento las apariciones marianas, y en todas hay una constante: ocurren fenómenos aéreos insólitos, increíblemente similares a los que refieren encuentros cercanos con ovnis. De la misma manera, cuando suceden fenómenos insólitos en este planeta, también se habla de la presencia de estos objetos aun llamados no identificados.

El ser que surge, es muy semejante a las apariciones de seres galácticos: con características humanoides, luminosos, de rasgos difusos y su visión será interpretada de acuerdo con el lugar y el contexto sociocultural de los testigos. Por ejemplo, en Zeitoun y Shoubra (El Cairo, Egipto) en 1968 y 1983 hubo apariciones de este tipo. Los testigos hablan de una figura blanca, luminosa y esfumada, situada en lo alto de la Iglesia de Santa María, junto a la que revoloteaban pequeñas bolas de luz, a las que el querido investigador Dante Francha cita como “caneplas”.

En el período que precedió inmediatamente a la llegada de los Dioses, los hombres observaron ciertos signos peculiares en los cielos. En la noche aparecían círculos de fuego, y de día, el firmamento era cruzado por discos volantes. Recién se comprendió el significado de estos fenómenos cuando los objetos se posaron en el suelo, observando que eran naves volantes, pertenecientes a una raza de seres extraños, poseedores de adelantos inimaginables. Obviamente, hablamos de remotos tiempos.

La presencia de seres galácticos en nuestro planeta, no es nada nuevo, su data es antiquísima y la referencia histórica así lo señala.  Pero  la forma en que es interpretado el suceso no será igual para todos.  No la primera vez que desde otros espacios de tiempo se refieren a la existencia de estas inteligencias superiores.  Por ejemplo en la Biblia Ezequiel nos narra su encuentro con un vehículo volante Capitulo I  versículos del 1 al 28.

En un grupo budista, la manifestación de estos seres, se asociará con la aparición de un Budah. Entre campesinos, poco letrados, podrían citarse como “monstruos del bosque”, entre niños muy pequeños, serían entonces “sus amigos” a los que por cierto, nadie sino ellos ven. Por eso es lógico asumir que para el momento y lugar en que los tres campesinos notaron “la  extraña aparición” la relacionaran con su dogma religioso personal. Teniendo un conocimiento avanzado de las formas de expresión de los seres del espacio, dentro de los mundos paralelos, la explicación es completamente diferente.

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