Por Brenda Castillo de Ortegaempecemos-bien-cada-dia

Antes que nada debemos persignarnos, darle gracias a El Todopoderoso por un maravilloso  amanecer que muchos desearían, levantarnos con el pie derecho, dar los buenos días a los seres queridos en casa, ya sea con un beso, un abrazo, un piropo (según sean las costumbres).

Dicen expertos que recomiendan pararnos frente a un espejo, darnos abrazos a nosotros mismos y decirnos:   “¡Qué bien me veo hoy!”,  “¡Me quiero mucho!”.

Diariamente intentemos decir por lo menos diez comentarios agradables a diferentes familiares, amistades, vecinos, compañeros de trabajo o estudios, por ejemplo:   “¡Qué bonito luce tu corte de cabello!”, “¡Qué excelente te quedan tus botas!”, “¡Tu nuevo tinte te hace ver más joven!” (entre amigas), “¡Qué bueno que construiste tu local comercial!”,  “¡Te felicito por tu nuevo carro!”, “¡Que tengas un estupendo paseo, disfrútalo  al máximo con tu familia!” (entre amigos)…en fin.

Hay  infinidad de hermosas palabras que se pueden combinar para expresar un sentimiento favorable, sin envidias, deseando lo mejor al semejante.  Lo importante es no herir los sentimientos del prójimo.

A muchísimas  personas les nace del corazón agradarlo a uno con sinceridad y naturalidad diciendo:   “¡Que inicies perfectamente tu semana!”, “¡Que tengas buena suerte hoy!”, “¡Que Dios te bendiga!”

Por supuesto nunca faltan déspotas en todas partes del mundo que les guste ofender a quienes los rodean.   Son aquellas (os) que piensan que el físico lo es todo. No se han sentado a reflexionar que lo espiritual, la moral, los valores, el respeto, buenos sentimientos, el estar en paz con Dios/consigo mismo, la cultura, educación, decencia, el buen trato hacia quienes lo merecen, es mucho más importante que el lindo rostro (cara hermosa) y/o el cuerpo escultural.

Conforme las horas pasan, nuestras células  van muriendo,  no podemos tapar los rayos del sol con un dedo; sin embargo, lo que llevamos dentro, permanece vivo y latente, perenne.

A quienes adoran lastimar están acostumbradas (os) a ser así, nadie les ha hecho ver que es incorrecto.  Les brota fácilmente,  es normal para esa clase de seres humanos.  Nadie es perfecto en la Tierra.

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