Nosotros somos quienes hacemos complicada nuestra relación con Dios. Nosotros mismos creamos la distancia de nuestra separación. Esa ilusión vela nuestra conciencia como una mortaja oscura. Nosotros también somos los únicos que podemos empezar a disipar su sombra.

La mente humana está condicionada por eones de patrones heredados de percepción y respuesta, por parte de nuestro carácter existencial – esas actitudes y creencias que apoyan la supervivencia en un entorno determinado. Todas estas impresiones son enterradas profundamente en las múltiples capas de nuestra mente subconsciente. Se necesita tiempo, perseverancia, fe, compasión excesiva, y compromiso, para arrancarlas  todas.

Conciencia de ti mismo es la antigua ruta a la liberación. Nuestras mentes son sólo marginalmente conscientes de nosotros mismos. A través de la auto-conciencia nos reagrupamos nosotros mismos y regresamos al aquí y ahora. La meditación nos trae al aquí y ahora, a nuestra experiencia de este instante, para que no nos encontremos en ninguna otra parte.

No podemos subir una montaña para llegar a Dios. No podemos caminar cien o incluso mil millas para llegar a Dios. No podemos ir a una iglesia, mezquita o templo para llegar a Dios. No podemos ir a la selva para encontrar a Dios. Dios sólo se puede encontrar en la verdad de la cercanía. Dios está dentro de todos nosotros.

Este mensaje está disponible para todos nosotros, porque la verdad es una. La Fuente es una. No tiene dualidad. La excelencia humana es que podemos tener experiencias espirituales. Nosotros, como seres humanos somos infinitamente inteligentes, más allá de lo imaginable.

Tenemos que hacer espacio en nuestra mente para que lo Divino pueda hablar con nosotros en el silencio. Tenemos que quitar el desorden de nuestra mente y desintoxicar nuestro cuerpo de manera que Dios pueda comunicarse con nosotros. Dios le habla a cada uno de nosotros, al igual que el sol brilla en todos nosotros, ya seamos un maestro iluminado, tengamos una nueva casa o un coche nuevo ¡o no! Dios siempre está a nuestro alcance, como un río que fluye. Depende de todos nosotros ir al río y saciar nuestra sed.

La ignorancia no es sólo la falta de conocimiento, sino que es conocer las verdades simples, pero no vivirlas. La ignorancia es hacer la vida complicada cuando es tan simple. La espiritualidad y hacernos disponibles para el Dios en nuestro interior es lo que necesitamos para cerrar esta brecha y ayudarnos a vivir una vida de menos remordimientos. La perseverancia y la confianza en nuestro propio Ser interior nos llevan a un estado donde la desesperación y la depresión no pueden alcanzarnos y somos liberados de las cadenas del karma para probar la verdadera libertad; la libertad de las complicaciones, la libertad de vivir la vida al revés. Recuerda que la vida es simple, espontánea, prístina y fluida…