la-ultima-persona-en-el-planetaPor Cori Savenelli

Es esa época del año otra vez. Estamos todos “enamorados”. Aquellos de nosotros que estamos en una relación nos esforzamos por descubrir y viajar al lugar que proporciona el afrodisíaco geográfico más potente.

Aquellos de nosotros que estamos solteros estamos colocándonos bajo el microscopio físico para evaluar nuestras fallas y averiguar la manera más rápida y precisa para hacernos más atractivos, que por lo general incluye las dietas, la inseguridad, la depresión y un sinfín de ejercicio.

Otras personas que están en relaciones insatisfechas comenzarán a reflexionar y compararse con otros que son tan aparentemente felices.

Es normal querer mejorarnos, estar enamorados, y querer lucir bien. Es verdad. Pero ¿para quién estamos tratando con diligencia de modificar lo que somos o cambiar nuestros caminos? Esto lo hacemos por otros que son igual de inseguros que nosotros y que se están enfocando en sus propias metamorfosis.

Sentirte como si eres menos debido a que otros parecen tener el amor romántico es desconfiar de los flujos de energía y no comprender la intención del universo: encontrar la combinación perfecta para ti, en el momento perfecto en el desarrollo de ambos, en el lugar perfecto,  y exactamente lo que ambos necesitan en el AHORA. Y a veces el universo sabe que necesitas estar solo para continuar tu desarrollo en ese momento. Muchas veces somos muy críticos con nosotros mismos, culpando a nuestra condición de “solteros” en nuestra apariencia. Eso es basura.

Este descontento con lo que somos físicamente tiene poco que ver con lo que los demás piensan realmente de nosotros y más que ver con lo que creemos nosotros que piensan. La gente rara vez ve a “otros” en una actitud perfeccionista hacia la belleza exterior, o como espejos que reflejan sus propias inseguridades. Imagina que eres la última persona en la tierra. ¿Realmente importaría si tienes unos kilos de más? ¿Importa que subieras tres tallas en tus treinta? Que tienes un lunar visible? Canas? Arrugas? Por supuesto que no, ¿verdad?

Imagina que tienes un amante que sólo ve tu alma, tu amor y tu bondad y juzga tu belleza y atractivo basado en esas cualidades. ¿Realmente te importaría el arreglo de tus uñas y tener ropa de moda? Probablemente no. La razón de esto se debe a que te centrarías en mejorar tu luz, tu energía del alma para compartir con tu pareja, no en el tamaño y la forma de tu cuerpo.