¿Qué tipo de día elijes tener? Una vez que hayas hecho eso, decide qué tipo de emociones deseas experimentar en tu día. Puedes pensar algo como “hoy acepto los sentimientos de amor, prosperidad y gracia y comparto estos sentimientos con todos los que conozco.” O “mi día está lleno de admiración, amor y luz.” O cualquier otra cosa que te hace sentir maravilloso. Estos pensamientos se añaden a los primeros para llenar a tu cuerpo con los productos químicos correspondientes que realmente crean estos eventos en tu día. Cuanto más lo hagas, mejor será el resultado. El siguiente paso es decidir qué eventos estás esperando con ansias. Entiendo que cuando se trabaja en el mundo de las empresas este ejercicio puede ser un verdadero reto, sin embargo, si realmente quieres que esto funcione para ti, puedes hacerlo. Mentalmente repasa un día típico y escoge las cosas que puedes disfrutar y concéntrate en ellas, incluso si es sólo que te puedes ir a casa en la noche. A medida que intentas encontrar cosas agradables en tu día, de forma espontánea comenzarán a aparecer y tu día será mejor. También puedes esperar con ansias a las cosas que realmente no tienen nada que ver con tu trabajo. Puedes anhelar a la abundancia, la felicidad, el placer, la felicidad, la alegría, y las oportunidades. El potencial para la oportunidad de tener todo lo que amas y con lo que quieres vibrar siempre es un buen flujo mental. La razón de esto es que tú serás más propenso a verlas por lo que son que si no estás abierto a ellas. Por ejemplo, había una vez un hombre que era dueño de una granja y un día se despertó y no tenía ganado. Sus vecinos estaban tristes por él, pero el hombre dijo: “Esto es bueno, ahora tengo espacio para crecer otras cosas.” Así que plantó y el ejército llegó y compró toda su producción. Los vecinos dijeron que “esto es malo, no tienes nada.” El granjero dijo: “Vamos a esperar y ver.” En pocos días el ejército regresó con el pago, le dieron caballos. Sus vecinos dijeron que “esto es bueno” y el granjero dijo “vamos a esperar y ver.” Un día su hijo se cayó de un caballo y se rompió una pierna y no podía ayudar en la granja. Entonces todos los vecinos dijeron que “esto es malo”. El granjero dijo “vamos a esperar y ver.” Al día siguiente el ejército volvió a tomar a todos los jóvenes en el servicio, pero el hijo del granjero no podía ir a causa de su fractura en la pierna. Ya te das la idea, a veces las oportunidades no son evidentes a menos que estés consciente de su potencial, así que abre tu vida a ellas. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X