la-sombra-de-OrionPor Boris Glikman

Un día, la nebulosa en la constelación de Orión, la más brillante nebulosa en el cielo nocturno, empezó a brillar aún con más fuerza, emitiendo una perforadora luz azul-verdosa. Su luminosidad era ahora tan brillante que desprendía sombras durante el día, algo que siempre había sido privilegio del sol.

Esto causó una gran emoción, pues nunca se había observado un cuerpo celestial con tal brillo en el cielo diurno. Todos corrieron afuera para ver esta nueva maravilla celestial y mirar anonadados sus sombras dobles, la vieja que ya conocían y la nueva creada por la nebulosa de Orión.

Fue entonces que el mundo se encontró con una sorpresa poco placentera, pues había algo muy peculiar en las sombras que desprendía la luz de la nebulosa. En vez de ser contornos mudos e inertes de la forma física de una persona, revelaban la sombra del carácter de cada persona. Las ansiedades internas, delirios e inseguridades de todos, estaban ahora expuestas a la vista de todos.

No se pudo encontrar alguien que no poseyera una sombra de la nebulosa. Incluso los recién nacidos tenían una sombra acompañándolos, así, por coincidencia, confirmando algunas teorías psicológicas y dogmas teológicos, derrumbando otros.

Naturalmente, las consecuencias de este nuevo fenómeno fueron de enorme magnitud, muchas vidas fueron acabadas, relaciones destruidas y carreras arruinadas, mientras los complejos más internos de una persona se revelaban a sus cónyuges, familia, amigos, colegas de trabajo y extraños. La estructura de la sociedad fue amenazada, pues su bienestar dependía en gran medida de que los sentimientos y la naturaleza verdadera de las personas fueran suprimidos y escondidos, incluso de uno mismo.

El mundo estaba en un dilema  con respecto a cómo afrontar esta situación. Ciertamente no podía disminuir o extinguir el brillo de la nébula. Podía intentar adaptarse a una existencia nocturna, cuando las sombras serían menos obvias, pero seguramente era una solución demasiado radical. Pero, ¿quién arriesgaría la vergüenza y el peso de caminar con todas sus falencias a la vista?

Inevitablemente, surgieron cultos que abrazaron este nuevo orden de las cosas. Para ellos, la nebulosa de Orión era El Portador de la Verdad, El Gran Iluminador de la Humanidad. Así como el sol traía iluminación externa, la nebulosa de Orión  acordaba traer iluminación interna al mundo. Los Seguidores de estas sectas sentían orgullo afrontando sus miedos e inseguridades por primera vez. Habiendo aceptado sus sombras, se sentían más completos que nunca antes.

Boris says:

Thank you for sharing my story. And thank you to Boris Lozano for the translation!