Enrique Villanueva – El mapa del gran tesoro Realmente había buscado con intensa determinación y no había remordimiento en abandonar un objetivo que cada vez lucía más y más “vaporoso”. En mi camino de retorno a Dios yo no estaba dispuesto a conformarme con alucinaciones y necesitaba algo que realmente sacudiera mis cimientos. En múltiples conversaciones con la divinidad le dije que vivir sin libertad para mí no era vivir, o me entregaba la autentica vida o me sacaba de este sobrevivir en un mundo de ilusiones. Alguna vez y en medio de mi desesperación e ignorancia le rogué: “Clávame en un madero si es tu voluntad, pero no te olvides de mis esfuerzos por alcanzarte.” Poco comprendía yo en esos días acerca de la voluntad divina y su profundo amor por sus creaciones. Sin esperanza, un día simplemente decidí que si no me correspondía encontrar una respuesta clara a mis múltiples preguntas, quizás era tiempo de abandonar la búsqueda espiritual y dedicarme a la meta más común de conseguir un título universitario. Con gran honestidad y determinación deje a un lado la frenética carrera espiritual y me sumergí en la multitud, esperando desaparecer en la vorágine de ideas comunes y proyectos de una vida más ordinaria… Sin embargo, fue justamente en el momento en que renuncie a la búsqueda, que “Aquello” me encontró. No voy a narrar aquí los detalles pero a grandes rasgos diré que no habían pasado ni dos meses de entregarme a una vida común cuando surgió de la nada la clara impresión de que “algo” estaba a punto de caer o cerrarse sobre mí. No encontraba otra manera de interpretar aquello y conforme los días transcurrían la sensación se hacía más intensa. Una de esas tardes y mientras estudiaba preparándome para un examen de filosofía, la sensación del “universo cayendo sobre mi”, a la que ya empezaba a acostúmbrame, se hizo inusualmente poderosa, y de pronto aquello que parecía empujar desde afuera, explotó dentro de mí como un fuego dorado en la base de la columna, el que subiendo ondulante vertebra por vertebra, desató en su ascensión campos de energía que jamás antes había experimentado. Creí morir, renacer y volverme loco en un instante. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X