Yo le hablo a la mente subconsciente Mi profesión es la Hipnoterapia, y cuando comparto con alguien lo que hago profesionalmente, por lo general mi interlocutor, tratando de equiparar mi campo con el show de un hipnotista de la TV, me dice: “Entonces usted es de los que duerme a la gente”, lo que a mi ver pone en evidencia la gran desinformación que existe al respecto. No duermo a la gente, de hecho la gente bajo hipnosis no está dormida, pues si así fuera no podrían prestar atención a las sugestiones que se les comparte durante el trance hipnótico. Sin embargo entiendo perfectamente de donde viene esa distorsión, pues aun la palabra que señala mi especialidad viene de “Hipnos” raíz griega que significa “sueño”. Como se lo he explicado a cientos de mis clientes, la hipnosis no es el control de una mente despierta y poderosa sobre otra que duerme y es débil, sino un estado de atención concentrada al que todo ser humano puede acceder y en el que se ha desorganizado a la mente critica para abrir una puerta al subconsciente (también llamado “la mente profunda”, o el almacén en donde yacen nuestros aprendizajes y potenciales ocultos). Una vez dentro, la sugestión hipnótica se instala como conducta, la conducta repetitiva se transforma en hábito y así un nuevo sistema de creencias surge. Explique al joven “victima del vudú” que él no estaba “mudo” sino que no podía hablar por el hecho de haber aceptado la sugestión de que la magia negra del muñeco funcionaba. Le dije que la sugestión no procedía únicamente de mis acciones y palabras sino también de las expectativas del público observándonos, y que si él creía por un segundo que los muñecos vudú en realidad no eran usados para hacer el mal sino el bien, entonces podría volver a hablar. Le pedí entonces que dijera su nombre y con algo de dificultad empezó a pronunciarlo. Le dije que ocurría lo mismo con el movimiento de manos y piernas, y una vez que empezó a moverlas, procedí a abrir el muñeco para mostrarles que estaba vacío, el arete (el alma del muchacho) no estaba allí. Invite al joven a mirar directamente al público y todos empezaron a reír aliviados al notar que el arete había estado en el hombro del muchacho durante toda la demostración! Así es, en realidad solo les deje creer que lo había colocado al interior del muñeco para que todos estuvieran en la misma página respecto de la “influencia de la magia vudú” (sugestión). Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X