porque-le-tenemos-miedo-al-silencioPor Ann Christine Johnson

La mayoría de nosotros tendemos a evitar el silencio. En cambio, nos rodeamos constantemente con otras personas o con algún tipo de ruido a todo volumen por toda la casa cuando estamos solos.  Esto hace difícil para nosotros escucharnos pensar e imposible alcanzar cualquier nivel de silencio interior. Además, cuando hay una pausa en la conversación, la mayoría de nosotros queremos llenar ese período de calma, porque nos sentimos incómodos en los momentos de silencio.

La mayoría de nosotros evitamos el silencio y nos deslizamos fácilmente en locuacidad en un esfuerzo por:

• Evitar conocernos a nosotros mismos con gran detalle;

• Escapar algo dentro de nosotros mismos que es difícil de enfrentar;

• Lidiar con los sentimientos de inquietud y el aburrimiento;

• Aliviar sentimientos de inquietud y malestar;

• Sentirnos menos aislados y más conectados con los demás;

• Hacer contactos de negocios y amigos;

• Ser ‘útil’, a menudo a expensas de todos.

Al evitar el silencio estamos perdiendo la maravillosa oportunidad de conocernos bien, para llegar a saber quiénes somos en realidad en toda nuestra gloria.

El silencio es algo tan poderoso, pero no un silencio completo por supuesto ya que siempre hay un poco de ruido a nuestro alrededor. En silencio se puede aprender mucho sobre ti mismo. Tú puedes escuchar tu voz interior y la sabiduría que está disponible para ti. Puedes tener la oportunidad de enfrentarte a ti mismo y apreciarte, para encontrar ese lugar dentro de ti mismo que es seguro y tranquilo. En silencio se puede tomar conciencia de la presencia de Dios: el que te ama mejor de lo que nunca podrías amarte a ti mismo. Al aprender a ser tan silencioso en tu mente como puedes ser, vas a producir un cambio positivo en tu interior que será visible para quienes te rodean.

El silencio ‘Real’ no es simplemente la ausencia de hablar o de la ausencia de ruidos externos. Es una oportunidad para explorar la calidad de tus pensamientos. El silencio ‘Real’ es la consecución tanto del silencio exterior como el interior. Cuando estás en paz dentro del silencio y puedes liberarte de la avalancha de pensamientos, sentirás el amor y la paz divina. Pensando y hablando sin cesar requiere una gran cantidad de tiempo y energía. Si no frenas el parloteo sin fin que llevas en tu cabeza además de la necesidad de hablar incesantemente a los demás, con el tiempo te agotarás. Si haces hábito de estar en silencio todas las veces que puedas durante el día, puedes economizar tu energía para cuando más la necesites.

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