Ya sea que estés frente a un vampiro emocional o transformando tu propia negatividad, ser empático es vital. Elevándote a la esfera del corazón, la empatía te permite entender sin estar a la defensiva, y hasta tener misericordia de ellos. Además, podrás intuir mejor los sentimientos detrás de las palabras de alguien. Si un amigo se queja de que estás siendo egoísta, el significado más profundo podría ser: “Me siento herido porque no estamos pasando suficiente tiempo juntos.” Con empatía, estás al tanto de los motivos ocultos. Ver las debilidades de la gente con compasión, no te hace un tapete el que todos pisotean. Aunque puedes optar por no estar en su presencia, no es necesario que los culpes por causarte este sufrimiento. Etiquetar a alguien como “el enemigo” es un giro espiritual equivocado.