El día que falleció la muerte Finalmente, todos estos asuntos se resolvieron, aunque no a satisfacción de todos, y el mundo le dio a la Muerte el despido que se merecía. Inmediatamente después del funeral, el mundo levantó sus talones y comenzó a celebrar. Después de que disminuyó la oleada de alegría por haber sido liberados de su gobierno tiránico, la gente se puso seria y empezó a recordar las maneras en que la Muerte había ayudado a la humanidad en el pasado. Recordaron con cariño la capacidad única de la Muerte para resolver cada problema inextricable de la existencia: su facultad inigualable de borrar todo el dolor, la vergüenza y la miseria, y cómo proporcionaba una solución honorable a situaciones desesperadas y rápidamente ofrecía su mano a cualquiera que se lo pidiera; la forma en que trajo al mundo la igualdad y les concedió descanso eterno a los cansados. Las religiones ya no podían sobrevivir sin la Muerte debido a que su atractivo y su autoridad derivaba de la promesa de la vida normal en el más allá. Surgieron nuevas religiones que profetizaron que un día la Muerte volvería a la Tierra y que los virtuosos serían recompensados con la muerte eterna. La humanidad reconoció como dependía fundamentalmente de la existencia de la Muerte para el mantenimiento del orden social y las relaciones internacionales pacíficas. Dado que la pena capital y los conflictos armados dejaron de ser una amenaza a la vida de una persona, nada se interponía en el camino de la anarquía y la inmoralidad en los asuntos humanos, y los países entraron en guerra con el menor pretexto. La vida pronto perdió su significado, porque la Muerte había sido necesaria para proporcionar el contraste que distingue “ser” del “no-ser”. Sin ella, la existencia parecía tediosa; ya no valía la pena aguantar. Cada ser humano se vio obligado a encontrar la fuerza para afrontar un futuro desconcertante en el que la gracia salvadora de la Muerte ya no estaba presente. Sólo entonces se dio cuenta de que la Muerte había tejido su hilo fatal en todos los aspectos de la existencia humana y cuánto se había perdido irremediablemente el día que falleció la Muerte. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X Boris says: November 10, 2012 at 1:05 am Gracias por con mi historia en su revista! Thank you for featuring my story in your magazine!