La ocultación y la búsqueda de nuestras almas es la historia de nuestras vidas. Vivimos nuestras vidas tratando de aprender a aceptarnos a nosotros mismos y cuando lo hacemos, entonces permitimos que otros nos acepten. Cuando no podemos encontrar la manera de aceptarnos a nosotros mismos, el repelente automáticamente se hace cargo y es cuando nos ponemos a la defensiva. Tratamos de demostrar que lo que otros nos están diciendo está mal. Creemos que los demás se darán cuenta de nuestra vulnerabilidad, así que tratamos de enmascararlo todo. Si alguien dice que nos ve realmente, internamente los respetamos por ser tan inteligentes; pero al mismo tiempo luchamos contra ellos por ser más inteligentes que nuestra mentira, y es allí cuando el conflicto comienza. Esto se convierte en una división emocional, la distancia y la destrucción de muchas relaciones.

Cada vez que hay un conflicto en cualquier parte de tu vida pregúntate por qué quieres tener conflictos en vez de resolución. Pregúntate por qué necesitas poner tanta energía en la clandestinidad en lugar de buscar una solución. Averigua dónde es que sientes que no puedes ser visto como realmente eres. No te engañes: lo que tú puedes ver en ti, otros pueden verlo también. Somos vallas publicitarias en cuanto a nuestras emociones. Nunca estamos realmente ocultando nada, aunque pasamos culpando a cualquier persona que pueda vernos en lugar de aceptarnos por lo que somos.

Aceptar nuestra alma como un alma amorosa, saber que no somos perfectos pero somos puros, permitir que la vida nos enseñe en lugar de tratar de controlarla, nos permite disfrutar de los placeres de nuestras almas en vez de enfocaros en las imperfecciones. Si fuéramos perfectos estaríamos aburridos. Disfrute de los planos de lo que llevas dentro y permítete libertad para hacer lo que viniste a hacer. Siente que eres aceptado sin importar lo que haces, lo que eres y por qué lo hiciste. Esa aceptación transformará la necesidad de esconderte en libertad.

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