Existe una oración llamada:   “Oración de la Serenidad”; el mensaje que deja es confortable.  Léanla.  Intentamos ser del agrado de todos ¡Eso sería estupendo!   No echemos a perder los momentos de otro con hirientes ataques, ¿Para qué hacerlo?  ¿Qué consiguen de bueno con eso?  Recuerden: “Dios tarda pero no olvida”.   La mayoría posee congojas, penas, dolor, preocupaciones, angustias, tristezas, pequeños/grandes problemas.   ¿Para qué arruinarle más su existencia?  Si alguien no nos agrada, mejor evitemos, alejémonos.  Reservemos en nuestra mente eso desagradable que se pensaba decir, esa maldad que se planeaba hacer.  No envidiemos a ninguno; no seamos celosos de triunfos, metas logradas o éxitos de los demás.   No levantemos falsos ni calumnias  para hacer quedar mal a alguien.

Les aconsejo ver la película “Los Diez Mandamientos” y en lugar de decir:   “¡Se está quedando calvo!”, “¡Le están saliendo canas y arrugas!”,  “¡Esa ropa no se le ve bien!” propongámonos levantar los ánimos.   Lo material queda, solamente llevaremos a la tumba nuestro conocimiento (estudios), paseos hechos  y obras de caridad.  A veces ni siquiera un traje presentable nos pueden poner al morir porque hay cuerpos (con todo respeto) que se hinchan pronto y nos tienen que envolver en sábanas blancas.

1 2

About The Author