Este mito es muy importante porque nos dice que el conocimiento del bien y del mal comienza dentro de la vida misma. Vivimos en un mundo dual y Géminis corresponde a la razón por la que la humanidad trata manifestarse en este planeta. Tenemos que aprender a través de los opuestos. Por eso Géminis, Hermes y Afrodita corresponden a los rayos segundo, cuarto y quinto. El segundo rayo es de amor y sabiduría, y como hemos dicho antes, es la clave para liberarnos. El cuarto es el rayo de armonía a través del conflicto, y el conflicto de los opuestos. Por último, el quinto es el rayo de conocimiento concreto, el propio ser humano que está simbolizado por una estrella de cinco puntos, símbolo del hombre. Esto significa que la humanidad tiene que pasar a través del conflicto del reino dualista y luego armonizar.

Géminis es la etapa antes de la encarnación. Tenemos que “dividirnos” en dos para entrar en el reino humano. Por eso Géminis representa la etapa justo antes de Cáncer. Cáncer es la puerta por la que el alma entra en el reino de la Tierra. Cuando nos separamos en dos nos preparamos para entrar en el reino de la Tierra, y entonces tenemos que aprender a levitar y progresar. No es fácil de aprender ya que el primer nivel de expresión es el conflicto. Nos victimizamos a nosotros mismos y a los demás y nos convertimos en esclavos del dualismo. Cuando por fin entendemos que hemos empezado a amar, nos volvemos más sabios y más abiertos a los demás. De esta manera encontramos la felicidad y la sensación completa. Cuando nos acercamos a esta etapa hemos completado nuestra encarnación humana y nos liberamos de nuestros problemas.