La única cosa que nunca debes hacer es seguir insistiendo en el asunto o seguir hablando de ello en tus discusiones. Si has decidido quedarte, entonces tienes que dejarlo atrás. No hay que olvidar la infidelidad, pero tienes que perdonar, o al menos dejarlo ir. De lo contrario, te estarás torturando a ti, a tu pareja y a tus hijos también.

Algunas personas dicen que una pareja debe permanecer junta por el bien de los niños. Creo que esta es una mala idea. Si hay mucha hostilidad abierta o sutil, incluso entre la pareja, los hijos se verán afectados negativamente. Permanecer juntos en estas circunstancias sería peor para los niños que en una separación. Lo que las parejas deben hacer por el bien de los niños es asistir a terapia para ver si pueden resolver sus diferencias, o hacer al menos una separación amistosa.

Por último, una cosa que no siempre ocurre cuando se habla de las relaciones: la aceptación. En una pareja, ambas personas deben ser capaces de aceptar plenamente a la otra persona tal como son en este momento. Si alguno de los dos tiene la esperanza de cambiar a la otra persona, los dos están en problemas.

Las relaciones son complicadas. La gente se marcha, no sólo porque las cosas no están funcionando, sino porque tienen miedo de hacerles frente a sus problemas, o porque son ambivalentes acerca de la intimidad, o son egoístas e inconstantes. La gente no decide quedarse sólo por amor, sino también por miedo, necesidad o la falsa esperanza de algo mejor.

Idealmente, tú debes permanecer en una relación cuando eres feliz, dejarla cuando las cosas se vuelven inaceptables, y trabajar juntos en todos los otros aspectos, ya sea en pareja o con apoyo profesional. Negociar las dificultades que existen en tu relación no es fácil, pero con los consejos anteriores, puede que sea un poco menos complicado y confuso.

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