por Gina Hardyapego-al-amor-causa-dolor

El amor, el elixir más potente, es enviado como el regalo esencial para cada persona en este planeta. Cuando lo pensamos bien vemos que todo nace del amor. La falta del amor a menudo genera situaciones complicadas llena de emoción; pero cuando realmente se siente, somos las mejores personas para tener al lado.

Pero una cosa que parece común entre nosotros es que con el amor hacia alguien viene el apego y el apego causa más dolor que placer.

Este artículo simplemente te invita a la exploración de tu propio apego a las personas en tu vida, sobre todo hacia tu pareja.

Antes de estudiar este fenómeno contigo, mi mensaje principal es el siguiente.

No tomes tan a pecho el pensar que puedes amar y NO tener apego de una forma u otra.   La raza humana (bueno, el 99%!) no ha evolucionado lo suficiente para amar y no apegarse al ser amado. Eso es, en mi humilde opinión, el amor incondicional.

Tal vez sea que el amar sin apegarnos al ser amado sólo puede ser una Nirvana futura, sin embargo, podemos aplicar algunos principios que nos ayuden a sufrir menos cuando nos separamos de nuestras parejas o de cualquier otra persona que amamos.

¿Por qué nos sentimos apegados a nuestra pareja?

Una teoría fascinante que escuché hace unos años: “Cuando nos separamos físicamente de nuestra madre durante nuestro nacimiento, experimentamos separación por primera vez en nuestra existencia y desde entonces nos pasamos la vida tratando de percibir y sentir esa sensación de estar completos a través del re-apego a otra persona.”

Esto me pareció como una especie de explicación tangible (¡porque a la mente le encantan las explicaciones!), en cuanto a por qué sentimos la necesidad de conectar con otra persona, pero no soluciona nada.

El apego está fuertemente vinculado con nuestra seguridad física y emocional, con nuestra felicidad y con la supervivencia con otra persona. Proviene desde el momento en que llegamos por primera vez a este mundo. Una teoría que a menudo es mencionada en artículos importantes, es la Teoría de Relaciones Imago.  Esta teoría describe la etapa de 0 a 18 meses como una de las etapas más importantes en nuestro desarrollo, tal vez el más importante.

Los bebés requieren un apego sano a sus cuidadores, sobre todo a su madre, durante esta etapa porque la seguridad emocional y física es de importancia primaria. Sentirse seguro es de suma importancia a la  vida de los bebés. La falta de seguridad física y emocional envía señales al cerebro de los bebés que significan que la muerte podría estar inminente. Sin madre, padre o tutor morirían. La dependencia en ellos tiene un 100% de importancia para su supervivencia.

Eso sería genial si todos tuviéramos una etapa de un vínculo saludable con nuestros padres, pero la mayoría de nosotros experimentamos algún tipo de ruptura y no nos damos cuenta hasta que comenzamos a formar nuestras propias relaciones.

Las relaciones íntimas realzan los problemas de apego más que cualquier otro tipo de relación que tendremos.  El estar enamorados abre la caja de Pandora dónde se encuentran nuestras sensibilidades internas.

¿Por qué causa dolor el apego?

Primeramente porque tenemos miedo de perder el amor y tratamos de asegurar a nuestro ser amado, la persona que pensamos de quién viene el amor.  Nos apegamos a ellos para garantizar el amor y  que nunca termine nuestra fuente de seguridad.  Eso estaría bien si fuéramos conejitos felices todo el tiempo, pero de alguna manera designamos a nuestra pareja como los responsables de asegurar que nos siéntanos seguros, amados y aprobados, etc. Pero nuestras parejas no son nuestros padres y ya no somos bebés y esa presión para abastecer nuestras necesidades va a causar problemas.

El estar muy apegados a una persona puede causar que algunas personas vivan sus vidas “a través de” los demás para tener la experiencia de ser amados, inspirados, motivados y ser dignos de amor. No es de extrañar entonces, que si esa persona se va o se muere nos sentimos heridos, como si un pedazo de nosotros ha sido arrancado.

Con frecuencia y sin saberlo conscientemente, buscamos pruebas de que todavía nos ama nuestra pareja. Esto puede ser a diario o incluso cada hora dependiendo de la magnitud de nuestro miedo a la pérdida. El apego y su fuerza temible motriz, chupa la libertad de la relación. La falta de la libertad sofoca lentamente a la pareja y lo que tememos se vuelve realidad a medida que la relación se derrumba con el tiempo. El amor es el oxígeno, el apego de la dispersor.

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