Despertamos a lo largo de nuestra vida, a través de procesos de observar nuestras conductas, circunstancias, personalidad y nuestros espejos, lo que nos muestra como proyectores nuestras debilidades y fortalezas, a partir de ese reconocimiento INTEGRAMOS las Energías Vitales que gobiernan nuestro cuerpo, el despertar se hace presente hacia el cambio de conciencia al cual nos invita esta nueva era, nadie nos dice en ningún momento lo importante que es para nosotros el reconocimiento que somos 50% Papa y 50% Mama.

Desde esta premisa se despiertan las Energías Vitales, ellas son:

El Masculino, se aloja en nuestro hemisferio izquierdo, rige la parte derecha de nuestro cuerpo. Es una energía vital vinculada a la lógica y al raciocinio. Representa a Papá que nos brinda Seguridad y Confianza.

El Femenino, se aloja en el hemisferio derecho, rige la parte izquierda de nuestro cuerpo, es otra energía vital vinculada a los sentimientos, las emociones y la intuición. Representa a Mamá y proporciona Protección y Defensa.

La energía de la Diosa o Dios, Se aloja en la columna vertebral, despierta la conciencia de deidad sobre la tierra. Se asocia con la estima, la valía y el poder de lograrlo todo. Nos conecta con la Madre Tierra que nos permite el anclaje para el equilibrio perfecto de las tres.

Estas energías que nuestros antepasados fueron descubriendo a través de sus procesos de despertar, conductas, personalidades y en su actuar, proceso que por supuesto va a ser vividos por cada uno de nosotros, para lograr la concientización, activación y afirmación de cada una de las energías, ha costado muchísimo ya que el Femenino le teme a la Diosa y al Masculino, la tendencia de la Diosa o Dios y el Masculino es rivalizar entre ellos y aborrecer ese femenino. Este generoso caos energético se manifiesta a diario en mensajes donde miramos, observamos y transformamos esta rivalidad, un ejemplo representativo de este escenario es el caso de las telenovelas, generalmente nos muestran tres personajes:

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