La mente, el cuerpo y el alma están conectados y forman un ser completo en esta encarnación. Sin embargo, inclinamos la balanza con tanta frecuencia en la dirección de lo físico que nos olvidamos de las otras cosas que tenemos que desarrollar, como el amor, la gratitud, la bondad y la caridad.

Sin el alma, el cuerpo quedaría sin vida; sería una estatua en el jardín del tiempo. Sin el cuerpo, el alma, la mente y el espíritu se esforzarán siempre y cuando estas últimas se disgusten con la frecuencia en que no los dejamos decirnos qué hacer, se rebelan y nos muestran el cuerpo a que pertenece nuestra poca atención a nuestros espíritus. Entonces nos disgustamos cada vez más con nuestros seres físicos conforme pasa el tiempo.

No tengas miedo de tener una casa imperfecta para tu alma. De lo que tenemos que tener cuidado es de tener una casa perfecta con espacio vacío detrás de la puerta.