separaste-tu-terreno-en-el-cieloPor Enrique Villanueva C.Ht.

En una conferencia que dictara hace ya algunos meses, y que llevaba por título: VIDA, MUERTE Y REENCARNACION, una señora de Bolivia nos narró una historia curiosa de la que creo podemos aprender mucho y que quiero ahora compartir con ustedes.

Nos decía que mucho tiempo atrás, cuando ella vivía en un pequeño pueblo cercano a La Paz, llegó a la región un sacerdote, quien instalándose en la nueva posición hizo de inmediato construir un enorme camposanto (cementerio) al lado de la capilla.

Para marcar los límites del cementerio lo rodeo de altas paredes y en la cara interior ordenó que se pintaran vividos motivos religiosos. La  mitad de la pared fue dedicada a un paradisiaco Cielo lleno de bellos jardines, ángeles, santos y por supuesto la presencia de Dios, mientras que la otra mitad estaba cubierta de demonios, torturas Infernales, fuego y desolación.

Y era evidente que cuando alguien de la comunidad de fieles fallecía, los familiares de inmediato eran ofrecidos con los terrenos del camposanto, en donde por supuesto los lugares cerca del “Cielo” eran los más caros (¡!) Y puesto que nadie quería mandar a sus familiares al “infierno”, todos pagaban lo que fuera necesario y aun se endeudaban con tal de salvar el alma de sus seres queridos, enriqueciendo así las arcas del curita.

Conforme pasaban los años y los espacios en el cielo iban llenándose, el sacerdote muy inteligentemente, y con la excusa de ganar más almas para “su buena causa”, hacía pintar un poco mas de cielo sobre la pared infernal de modo de poder seguir vendiendo espacios a precios altos.

Habían pasado ya varias décadas, y en las paredes del cementerio dominaba ya el “Cielo” con el último parche de “Infierno” dedicado a dos o tres espacios vacantes, cuando al cura le llego la hora de rendir cuentas con el Creador.

Decían que había muerto apaciblemente mientras dormía, pero los que se acercaron a despedirse de él en el féretro dicen que su expresión era muy similar a la del torturado del pedacito de pared infernal que aun quedaba en el cementerio y frente a la cual, por supuesto, él iba a ser enterrado.

Conclusión: Si tu fe no está basada en el amor, lo más probable es que se apoye en el miedo, y tanto si señalas al amor como si apuntas al miedo, en ambos casos estas señalando en la dirección de tu propio destino, pues no puedes evitar enseñar a los demás aquello en lo que crees, ni dejar de construir para ti aquello que enseñas.

 

 Para informarse más acerca de las actividades de Enrique Villanueva, pueden ingresar a su página: www.hipnosisysalud.com o www.tuconexionespiritual.com.