Limpiar significa pedir a la Divinidad (Dios o el Universo) que coja nuestros recuerdos (las memorias repitiéndose en el subconsciente) y los transmute en pura luz, neutralizando sus efectos. Según el Dr. Len “solo la Divinidad puede bajar hasta la Mente Subconsciente, coger las memorias problemáticas, neutralizarlas y entonces dejar la mente limpia. Y ahora, como no hay más memorias o problemas, la mente vuelve a estar en paz”. Una vez que la mente entra en este estado de vacío y paz, la Divinidad trae la inspiración. Cuando llega la inspiración ocurre lo que solo el Divino puede hacer: se produce la cancelación/transmutación de las memorias.

El Ho’oponopono se fundamenta, principalmente, en el uso de cuatro palabras clave: Lo siento (reconoces algo que penetró en tu sistema cuerpo/mente). Perdóname (pides ayuda para perdonarte). Gracias (expresión de gratitud por confiar en que todo será resuelto para bien de todos). Te Amo (transmuta la energía bloqueada en luz para que fluya).

Su práctica es muy sencilla pues consiste en una incesante repetición mental de las palabras clave: antes, durante y después de todo lo que se haga. Mientras la mente está focalizada o con atención plena en las palabras sanadoras, esta misma práctica impide que los pensamientos limitantes interfieran en nuestro día a día. Por ejemplo, la persona que siente la necesidad de adelgazar, a través de la fuerza de voluntad, consigue perder peso aunque siempre vive en tensión constante por la frustración o el temor a volver a engordar. Limpiando esas memorias o programas subconscientes que tenemos guardados, eliminaremos tanto la emoción negativa como el propio sobrepeso.

El intelecto no dispone de los recursos para resolver problemas, únicamente los maneja. Por ello, en Ho’oponopono pedimos que la Divinidad limpie y purifique el origen de estos problemas que no son más que los recuerdos, las memorias. De esta forma neutralizamos la energía que tenemos asociada a determinadas personas, lugares o cosas. En este proceso de liberación la energía es transmutada en pura luz. Así pues, en Ho’oponopono no hay culpa y no es necesario revivir ningún sufrimiento ni conocer el por qué del problema.