¿Cuál es la esencia en ti? Por Enrique Villanueva C.Ht. A veces dicen ustedes: “Esa persona me pone de malas…”, y yo les digo que si exprimen un limón ustedes no consiguen jugo de manzana, ni vino, ni leche, sino que sale jugo de limón pues este ya se encontraba allí adentro. El sabor del jugo no depende de quién lo exprima y de la misma manera, ustedes no están molestos porque alguien allá afuera los ‘exprimió’, sino porque la rabia y el desagrado ya se encontraban adentro, listos para ser detonados como granadas al menor descuido. Conozco también mucha gente que cuando es ‘exprimida’ todo lo que sale de ellos son pensamientos de compasión y un profundo deseo de ayudar al otro, y puesto que en el orden del pensamiento lo que das es lo que recibes, esta gente no puede hacer otra cosa más que sanar y tener buenas relaciones. Ya ven que cuando se exprimen pétalos de rosas todo lo que se consigue es perfume de rosas. Pienso que si preguntásemos a cualquier persona que valora la paz, si quisiera mejorar sus relaciones con padres, compañeros de trabajo, jefes, esposos, hermanos, hijos o amigos, la respuesta invariable será un “claro que sí”. Sin embargo, si les preguntamos: ¿Que estarían dispuestos a hacer para garantizar la armonía en su intercambio con los demás? La mayoría, y luego de detenerse a reflexionar por unos segundos, afirmará que si dependiese de ellos las cosas estarían de maravilla pero siendo que las otras personas tienen reacciones diversas, la armonía y la paz son estados difíciles de alcanzar. Llegando hasta aquí se sienten descorazonados e impotentes frente a lo que aparenta ser un reto insuperable: -Mi paz o la falta de ella depende de los otros- parecieran clamar con gran pesar. ¡Nada más lejos de la verdad! Aquel que afirma que no puede ser feliz o vivir en tranquilidad porque alguien allá afuera es un obstáculo a su paz, lo único que hace es justificarse por lo que ya traía dentro y que no le satisface: No puedo ser abundante porque mi jefe no quiere aumentarme el salario No puedo progresar porque mi esposo/a no me apoya, etc. Sé que es muy difícil que lleguemos a reconocer esto, pero no hay nadie limitando nuestro avance sino que somos nosotros mismos quienes nos cortamos el paso al sostener pensamientos de miedo o aferrarnos al pasado. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X