orientacion-de-tu-almaPor Mary Cook, MA, R.A.S.

Cuando parece que estás bloqueado en el progreso espiritual, es probable que estés escuchando a la fuente equivocada de tu guía interior. Somos a la vez humanos y espirituales. Nuestra mente dicta consejos basados ​​en la cultura y las costumbres de nuestra familia, la sociedad y el medio ambiente, mientras que la conciencia superior ofrece la perspectiva de nuestra alma.

Nuestra mente humana nos da lo que necesitamos para funcionar en nuestro sistema social específico. Aprendemos a dominar tareas, adquirir habilidades y definir y alcanzar los objetivos que nos dan un sentido de autoestima y empoderamiento. Nuestros cinco sentidos nos ayudan a determinar nuestras respuestas particulares a los estímulos. Buscamos la satisfacción de los deseos y necesidades y deseamos evitar el dolor y la confusión. Nosotros, en el mundo occidental sobre todo, ponemos énfasis en el materialismo que hace hincapié en la seguridad y el poder a través de las finanzas abundantes, la competencia y el consumismo.

Estamos aquí con un profundo deseo de aprender, experimentar y evolucionar, de acuerdo con nuestras cualidades y talentos, y nuestro potencial. Nosotros y nuestras vidas son de naturaleza dual – una mezcla saludable y no saludable de conocimiento e ignorancia, la atracción y la repulsión, la administración y la explotación, la riqueza y el empobrecimiento, y así sucesivamente. La vida terrenal no pretende ser perfecta felicidad y armonía.

La clave para lograr nuestro propósito, sin embargo es atender igualmente a los aspectos humanos y espirituales y discernir entre los dos.

Cuando somos significativamente perjudicados o privados en nuestra niñez y no tenemos recursos para sanar, el enfoque de nuestras mentes puede llegar a ser predominantemente basado en el miedo. Esto entonces impulsa una preponderancia de mecanismos de defensa para proteger nuestra supervivencia física o psicológica. El miedo y sus reacciones hacen que sea difícil para nosotros apreciar el equilibrio de lo que nuestra mente nos puede dar. El exceso de miedo puede hacernos fijar externamente, tanto para culpar como para pedir socorro, a fin de evitar el examen interno. Debido a que no podemos controlar a los demás y las experiencias externas, sólo acumulamos más miedo a través de este método. El miedo también altera nuestra capacidad de escuchar a nuestra alma. A menudo nos damos cuenta de la falla en este sobre-énfasis crónico en un momento muy posterior.

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