Él observa hacia el futuro, ella hacia el pasado. Él presta atención a donde se están dirigiendo y lo toma positivamente. Ella presta atención al lugar de donde se están alejando y lo toma negativamente. El evento es el mismo, ambos se encuentran en el mismo vehículo, se fueron de la misma ciudad y van hacia el mismo campo. La diferencia de lo que experimenta uno y otro sucede de acuerdo a dónde tienen colocada la atención (él hacia delante y ella hacia atrás) y a cómo están cargando cada una de las situaciones (él lo observa positivamente y ella negativamente). El evento es el mismo y las posibilidades son las mismas, la diferencia de cómo vive cada uno la experiencia pasa de acuerdo a cómo lo toman mentalmente.

Hay dos amigos en una fiesta, en la terraza de un alto edificio. Uno le comenta al otro que le impresiona la altura a la que se encuentran. Ambos se quedan silenciosamente mirando hacia abajo, levantan la cabeza y advierten el paisaje de la ciudad desde aquella terraza. Mientras observan, uno está contemplando la maravilla de la construcción humana, el gran espectáculo que tienen frente a ellos; ve la historia de la humanidad contenida frente a sus ojos, reconoce que es todo parte del avance y disfruta lo que ve. El otro está pensando en arrojarse desde la terraza.

El primero de los amigos está contemplando libre del pasado; no está repasando su historia ni está sujetado por alguna memoria, simplemente se encuentra observando la belleza de la vida que danza frente a sus ojos. El segundo de los amigos no ve lo que tiene frente a los ojos, no lo advierte, sino que lo proyecta como una posibilidad de salirse de los problemas en los que está atrapado; está cargado por su historia, no ve la salida y considera el suicidio como opción. El evento es el mismo y las posibilidades son las mismas, la diferencia de cómo vive cada uno la experiencia pasa de acuerdo a cómo lo toman mentalmente.

Si el cuerpo es la tierra, la mente es el planeta. Si el intelecto es la respiración, la mente es el aire. Si el sexo es el fuego, la mente es el sol. Si las emociones son las olas, la mente es el océano. La mente es nuestra herramienta fundamental. No podríamos estar aquí, si no fuese por ella. La mente es la que le da forma a la materia. Nuestra voluntad llevada a cabo a través del pensamiento, la palabra y el acto es el resultado directo del poder mental. Si educamos la mente, será nuestra gran aliada. Si no la educamos, será nuestra gran enemiga.