Cuando nos fijamos en los patrones que son comunes a muchas personas, podemos ver que hay algo cambiante y para aquellos que están intuitivamente en sintonía con las energías cósmicas, estamos seguros de que este cambio es monumental.

¿Qué está cambiando?

Lo más notable es que somos nosotros los que estamos cambiando. La economía, las tasas de empleo y los resultados de las elecciones no son más que una manifestación de los cambios internos que estamos viviendo. En otras palabras, estos grandes cambios – conscientes o no – han comenzado en nosotros desde hace años y están creciendo rápidamente. Nosotros, en nuestro acuerdo para encarnar en este momento en el planeta Tierra, nos hemos embarcado en una misión evolutiva enorme. Estamos cambiando el mundo al permitir que nuestra esencia divina brille a través de nuestros cuerpos humanos. Este es el impulso fundamental colectivo de la Nueva Era y su manifestación está tomando diversas formas.

Para la mayoría de nosotros nos hemos basado en gran medida en las normas, la estructura, y las fuerzas de represión impuestas a nuestras vidas como un constructo constante e incluso cómodo. Hemos encarnado en familias con problemas que nos ayudan a formar patrones de falta, inseguridad, ira, etc. Nos hemos adherido a las reglas e instrucciones de nuestra sociedad, confiando en que si nos comportamos, en última instancia seremos feliz y exitosos. Desafortunadamente, muchos de nosotros hemos entrado en un callejón sin salida en el laberinto de ratas al darnos cuenta de que no hay queso. Ya sea que hemos descubierto que esto es un juego y hemos estado dando vueltas por el bien de una meta ilusoria, o nos golpearon y nos esforzamos aún más para encontrarla, pero nunca salimos del laberinto.

Para aquellos de nosotros que hemos rechazado las reglas, hemos experimentado la auto-duda, el aislamiento y el miedo y, al hacerlo, a menudo nos encontramos tan lejos de la construcción del juego que hemos luchado para sobrevivir. Vacilamos entre ser parte de todo esto y completamente denunciar todo el sistema. Y a pesar de nuestros propios miedos, sabemos que a los que han jugado el juego, todavía no están viviendo con alegría y con poder. El hecho es que la mayoría de las personas experimentan sentimientos negativos porque están aferrados al patrón de espera del ego.