Me doy cuenta de que hay muchos de ellos, pero con los que me estoy comunicando ahora son seres llamados Seres de Plasma que cruzan nuestra atmósfera en buques de Plasma color naranja hechos sólo de luz. Los Seres de Plasma se vieron por primera vez en México en 1991, y ahora hay más pruebas, fotos y video, de su existencia que el resto de los ovnis que se conocen. Esto es así debido a que viven aquí en el planeta Tierra, y no tienen miedo de nosotros y no les importa si se les ve. Nosotros no tenemos la capacidad con cualquiera de nuestra ciencia para hacerles daño de ninguna manera.

Me dicen que son 1,5 millones de años mayores que la humanidad y están muy por delante de nosotros en la evolución, que nos aman y nos quieren ayudar ya que entiendan por completo lo que está pasando. Ellos pasaron por lo mismo hace mucho tiempo. Son personas que están muy contentos y cuando estás en su presencia, te sientes como si estuvieras en la presencia de un bebé humano: pura inocencia.

Ahora he aprendido a entrar en la Tierra y visitarlos y visitar sus ciudades de cristal en las profundidades de la Tierra. En este momento he llevado a unas 500 personas dentro la Tierra a visitarlos conmigo, y si le preguntas a cualquiera de ellos, creo que me van a apoyar en lo que estoy diciendo. Si ves los buques de plasma que vuelan alrededor de nuestros cielos debes saber que están aquí para ayudarte. No hay razón para el miedo.

OM Times: ¿Cómo puede la humanidad trabajar más con los Intra-Terrestres? Especialmente durante el cambio?

¡Es el tiempo perfecto! Estoy a punto de lanzar un video que profundiza sobre este tema y que revelará mucha más información sobre de ellos y lo que son. Podrás encontrarlo en www.drunvalo.net en un futuro muy próximo.

Pero, por ahora, a estas 500 personas que también han encontrado su camino a sus ciudades de cristal, los Seres de Plasma les han dado permiso para enseñarle a otros a entrar en la Tierra, verlos y comenzar a comunicarse. Los Seres de Plasma hablan en todas las lenguas de la Tierra, y también, por supuesto, en la antigua lengua del corazón.