Tercero, planeamos desafíos para ser útiles a los demás. En el capítulo sobre la enfermedad física, escribí sobre Jon, un homosexual que planeó tener SIDA para poder enseñar tolerancia a la humanidad. En su sesión prenatal, escuchamos cómo Jon consultaba con el alma de un futuro amante, quien – a petición suya – le transmitiría el virus.  El futuro amante dijo: «Hay un asunto más importante que todo el beneficio personal de contraer esa enfermedad. Podemos enseñar a nuestros mayores, honrarlos y ofrecerles una valiosa oportunidad de experimentar, aprender y crecer».  Jon, por consiguiente, no es alguien que merezca ser juzgado o despreciado, sino más bien alguien a quien tenemos que dar las gracias por tener el valor de planear esa audaz misión como servicio a los demás.

Por último, los desafíos de la vida nos permiten conocernos a nosotros mismos como amor. Con ello no me refiero simplemente a que somos bondadosos, aunque también es verdad, sino a que estamos literalmente hechos de la energía del amor. En nuestro Hogar no físico, no experimentamos contrastes y, por lo tanto, no podemos comprender totalmente que nuestra naturaleza es amor. Enla Tierra, el reino de la dualidad y el crudo contraste, con frecuencia encontramos una falta de amor. Cuando, ante tales experiencias, elegimos dar amor libre e incondicionalmente, recordamos quiénes somos realmente.

Robert Schwartz es el autor de El Plan de tu alma. Puedes descargar gratuitamente algunos capítulos del libro en la página web de Schwartz: www.yoursoulsplan.com (en inglés) y de www.elplandetualma.com en español.