Suelta la papa caliente “En estos momentos, lo que importa es lo que haces y lo que eres capaz de hacer para tomar conciencia,” Donna dice. “Me sentí herida por la reacción de David. De no ser porque yo estaba centrada en mí misma en ese momento, lo más probable es que habría represalias. Y allí estaríamos, verbalmente dándonos empujones unos a otros por nada.” “¿Cómo terminó la pelea?”, pregunté. “Tuve la oportunidad de responderle a David con la conciencia de dónde estaba él en ese momento. Evité un pleito al no presionarlo – o como usted lo describe, no pasarle la papa caliente a él. Esto difundió la energía negativa que se levantó [en mí] cuando él me habló tan molesto, y despertó mi vulnerabilidad. Más tarde, David se disculpó.” “Y Donna graciosamente me perdonó,” David se ríe. “Usted está diciendo que si una pareja – o incluso sólo uno de ellos – tiene un lugar de aceptación amorosa, pueden ser capaces de responder a otros desde un lugar de amor, más que de miedo y esto cambia el pleito,” yo modestamente sugerí. “Cada vez que nuestros corazones se abren al amor, también podemos sentir las heridas que han sufrido nuestros corazones y ahí es donde reside el miedo”, afirma David. El significado oculto de una pelea es en realidad una fuente común de miedo para las parejas en una relación: el miedo a perder al otro. Es una idea simple con una solución más compleja de lo que parece: aborda los miedos de cada individuo sobre la relación y esto transformará la relación. Aunque la gente comparte el mismo miedo, las razones son diferentes y estas razones tienen sus raíces en la infancia. Según Donna y David, la necesidad del niño para conectarse con seguridad (apegarse) continúa durante toda la vida en todas las relaciones, muy especialmente las relaciones íntimas. Si el temor de que vamos a perder a quien hemos llegado a amar es lo suficientemente fuerte, entonces nos comportamos de la manera que el niño dentro de nosotros piensa que va a evitar el resultado más temido. Y, como la mayoría de nosotros sabemos, los niños responden a las emociones fuertes, no a la lógica y la paciencia. Al final, terminamos con dos adultos actuando desde la perspectiva de un niño y respondiendo a los temores de un niño. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X