La infección de la perfección Por Gina Hardy Piensa en el los primeros momentos cuando saliste con alguien que eventualmente quien llegó a formar parte de tu vida. Ahhh, recuerda los días gloriosos de la etapa romántica, cariñosamente conocida como el período de luna de miel. Parecía que ellos no podían hacer nada mal, notabas cada detalle pequeño sobre la forma en que caminaba, hablaba y vestía, y ¡te desbordabas de orgullo y lujuria y tal vez una pizca de amor! Tu cuerpo estaba alimentándote con hormonas de amor y todo era tan color de rosa como un nido en el cielo. Hasta que una mañana te despiertas y te das la vuelta para encontrar que tu pareja ya no se mira tan atractiva y comienza el diálogo en tu cabeza. “Realmente tengo que decirle que se recorta la barba”, “el pelo en el pecho no se mira muy bien en estos días, ¡es muy años 80!”, “No… esa camiseta otra vez no por favor”, “En verdad no me gusta el desodorante que utiliza”. Ahora, parte de ti está sorprendida por cómo fue que no viste esto antes, pero la otra mitad está diciendo “bueno, unos cambios pequeños lo harán mejor”… ¿pero mejor para quién? Tal vez a él le gusta mucho vello en el pecho, las camisas tie-dye y desodorante de la marca Brut. Ahora voy a escribir mi observación, señores, que parece ser que nosotras las mujeres necesitamos el ungüento para la infección de la perfección más que ustedes, pero vamos, yo sé que ustedes han hecho pequeños arreglos aquí y allá, ¿eh? Una de las cosas de las que más se quejan los hombres es de la frustración de ser presionados a cambiar de alguna manera. Pero todos sabemos que correr por aquí y por allá tratando de cambiar nuestra imagen o comportamientos para adaptarnos a la felicidad de los demás no es la respuesta, porque nunca cesa. Una amiga mía y yo nos hemos reído muchas veces de cómo necesitamos que nuestras parejas estén atractivos, y un mal corte de pelo, el cuerpo flácido o la ropa barata simplemente no es aceptable. Otra amiga con quien trabajaba solía romper con un chico si él llevaba puesto el reloj “equivocado” o los calcetines “equivocados”. Suena a chiste, pero puede ser un desorden de comportamiento compulsivo cuando va demasiado lejos. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X