Por Maria Khaliféfestejos-de-lastima

“Dondequiera que vayas, no importa cuál sea el clima, siempre trae contigo tu propio sol.” ~ Anthony J. D’Angela

Todos tratamos de ser valientes, seguir adelante, y mantener un labio superior rígido. Nuestros padres y maestros nos animan en esta dirección. Pero a veces, las cosas simplemente se sienten abrumadoras y queremos revolcarnos en la autocompasión. Es entonces cuando comienza la fiesta de lástima y esto está bien, siempre y cuando aprendas al hacerlo y no te quedes ahí durante un sinfín de tiempo.

En aquellos días oscuros cuando el mal parece pesar más que el bien, dejamos que nuestra duda y el miedo corran desenfrenados. Empezamos a pensar que no hay solución. Creemos que las cosas no son justas. Nos entra esa pregunta de “¿Por qué yo?” o “¿Por qué me pasa a mí?”

Todo lo que sucede en nuestras vidas trae una lección. He pensado que tal vez la lección de que nos sucedan “cosas malas” es que mis pensamientos deben estar muy lejos de donde deben estar. Dado que lo que creo que es lo que me pasa, puedo cambiar esto al regresar mi forma de pensar a mis pensamientos normales, los cuales son hacer el bien a los demás.

Una de las bendiciones que llegan cuando sientes lástima de ti mismo y es que después de un tiempo es muy incómodo.  Después de estar cabizbajo por un tiempo, comienzas a buscar la manera de dejar de sentirte víctima, dejas de sentirte como el niño que patea el destino. Como maneras de dejar de sentirte incómodo, ejecutas un montón de escenarios en tu mente, en su mayoría negativos, porque te sientes tan impotente y furioso. Todos aquellos que no son lo suficientemente fatalistas para ponerles fin a sus vidas descubren una solución, empiezan a tomar los pasos hacia la resolución, y terminan construyendo un carácter fabuloso.

Creo que la lástima sirve un buen propósito. Es una manera de meterte en tu propia cueva, de enfocarte en tus propios pensamientos, y depositar una amplia variedad de ideas que pueden o no pueden ser soluciones; después desechas las que sabes que son tontas o inútiles, y reduces gradualmente tus opciones hasta que te encuentras con que una idea perfecta que sabes que puedes comenzar a implementar y, posteriormente, sales de tu estado de ánimo.

Yo no me paso mucho tiempo lamentándome y teniendo lástima de mi misma. ¡La ejecución de todas esas emociones a través de mi mente puede ser agotador! No te juzgues a ti mismo si tienes ideas de culpabilidad, vergüenza o severos juicio sobre tu comportamiento. Estas en una fiesta de lástima, un buen proceso. Sí, es auto-indulgente, pero también es una manera de organizarte a través de tus opciones. Esto puede ayudarte a grabar o escribir tus sentimientos. Esto ayudará a que tus opciones sean más claramente visibles, y al final puedes destruir lo que has grabado o escrito. Si es posible te puedes quejar de un amigo cercano que te pueda proporcionar buena información para ayudarte a encontrar una solución.

Aquí hay un pequeño truco que he aprendido acerca de la vida que puede ayudarte a que pase el siguiente festejo de lástima. Me di cuenta de que cambian las cosas que están menos-que-bien. También aprendí que las cosas realmente buenas nunca cambian. Así que si surge una experiencia desagradable y estás abrumado por las emociones incómodas y quieres sumergirte en la autocompasión, recuerda que hay cosas menos-que-buenas que puedes cambiar. Y puedes volver a las cosas verdaderamente buenas porque las cosas verdaderamente buenas son la norma.

Te haría mucho bien hacer un registro de todo lo bueno que hay en tu vida. Dado que lo que piensas es lo que creas más, puedes dejar de tener festejos de lástima y pensar algo mucho mejor que puedes traer a la existencia.

¡Actúa ahora!

1. Yo transformaré el “¿Por qué yo?” en una oportunidad para cambiar.

2. Voy a buscar la lección en cada “¿Por qué yo?” y escucharé su mensaje.

3. Voy a poner un límite de tiempo a mis festejos de lástima y autocompasión.