Por Annalisa Corticrianza-consciente

Hay un número infinito de libros escritos acerca de la crianza consciente y la crianza de apego. De alguna manera los dos conceptos parecen diferentes, pero en última instancia, los dos dicen lo mismo: cría a tu hijo escuchándolo, observándolo, reaccionando e interactuando a través de un corazón lleno de amor y anclado en el aquí y ahora. La crianza consciente, en sus diferentes enfoques, se basa en el principio fundamental de respeto y gentileza que un padre debe tener hacia su hijo o hija a partir del primer momento de contacto.

Algunos podrían argumentar que este primer contacto se produce en el útero, mucho antes del nacimiento real. De acuerdo con Verena Schmidt, así como con otros autores como Michel Odent, Willi Maurer, entre otros, la conciencia de un bebé comienza a existir en el momento en que es concebido. Una madre inmediatamente se puede sintonizar con las vibraciones de su hijo, por tanto, siempre sabe lo que el bebé está sintiendo o necesitando. Antes de que el bebé tenga un corazón, oídos o una fisiología en funcionamiento, él (o ella) ya está activo y conscientemente en alineación con la conciencia de la madre. Sin embargo, una vez que el bebé nace, el dinámico desarrollo de los acontecimientos durante los primeros meses puede cambiar el enfoque desde el reino de la conciencia – o energía – al ámbito físico – el sueño, la comida, hacer del baño, y así sucesivamente – dejando poco tiempo para que los padres se mantengan en sintonía con la dimensión energética de la crianza de los hijos.

Rudolf Steiner enseña que los niños siguen perteneciendo a la dimensión espiritual mucho más que a la dimensión terrenal hasta la edad de 6 años. Por lo tanto, un padre que practique la crianza consciente no sólo debe poner en práctica sus aspectos prácticos, sino también los espirituales.

Sería inútil entablar un debate de religión versus la espiritualidad. En última instancia, sólo hay amor en el centro de todas las religiones y las prácticas espirituales. Tan disímiles como pueden ser entre las culturas por sus orígenes y rituales, todos ellos pueden ser estudiados en busca de similitudes o diferencias. Queda en manos del erudito o del padre. Está en el poder de los padres el poder criar a niños fuertes, responsables, confiables, que se conviertan en adultos buenos, entusiastas y conscientes. También tienen el poder de abrir el alma de su hijo a la Verdad de la Divinidad, el término Budeidad, la Energía o lo que personalmente te resuena más.