Cuando encuentras una planta venenosa, sabías que justo la planta o hierba que está juntito a ella en el campo o donde se encuentra en su hábitat natural, es justamente el antídoto contra ese veneno? Ve nada más que maravillosa es la naturaleza.

Hasta donde se remonta la memoria del hombre, siempre se emplearon plantas con fines curativos. El Dr. Bach (Pionero y padre de las terapias florales) establece, sin embargo, una distinción entre las plantas que mitigan los padecimientos (la mayoría de nuestras plantas medicinales) y aquellas que han sido enriquecidas con poderes curativos divinos.Flores-Bach

Estas últimas son las plantas de un “orden superior”.

Él las encontró por vía intuitiva y las llamó “the happy fellows of the plant world” (los felices compañeros del mundo de las plantas).

En ese momento, su sensibilidad se había desarrollado hasta tal punto, que no necesitaba más que poner sobre su lengua, un pétalo de la flor de cada una de estas plantas, para percibir su efecto en el cuerpo, alma y mente. Se trataban de plantas no venenosas, pero que tampoco le servían al hombre de alimento, y además, la mayoría de ellas poseen cualidades interiores que no se advierten a simple vista.

Algunas se emplean con otra finalidad en la fitoterapia, pero casi todas aún se consideran malas hierbas. Lo importante es que estas plantas, sólo se recogen en estado silvestre en determinados lugares agrestes. Si se cultivaran, perderían sus poderes curativos divinos.

Así de simple, como el aspecto de la mayoría de las flores, es el procedimiento de la “potenciación” que Edward Bach descubrió o redescubrió. En su medicina natural, los indios habrían empleado procedimientos análogos. Para liberar el alma o la “esencia” de las plantas del cuerpo vegetal físico, Bach inventó el “método solar” y el “método de la cocción”.

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