No es cuento: la forma como interpretas lo que te sucede tiene relación directa con tu estado de ánimo.

Esto no sucede por casualidad. Existe en nuestro cerebro la llamada Corteza del Cíngulo Anterior (CCA) encargada entre otras cosas de dirigir nuestra atención y coordinar los pensamientos y emociones, así como la respuesta del cuerpo ante nuestros sentimientos. La CCA está muy bien conectada con la Corteza Orbifrontal (COF, relacionada con la toma de decisiones) y juntas tienen la capacidad de modular la respuesta de la Amígdala Cerebral, responsable de las reacciones emocionales.

¿Demasiados tecnicismos? Lo siento, el cerebro es bien enredado, pero afortunadamente cada día los científicos lo entienden mejor.

El punto es que tenemos por diseño la capacidad de atenuar las explosiones emocionales y nuestro estado de ánimo, pero mejor aún, el poder de reprocesar las percepciones para sentirnos mejor

Como describe Daniel Goleman en su libro Inteligencia Social, muchos estudios señalan que al momento de revaluar nuestra percepciones se desata una cascada de mecanismos que nos ayudan a bajarle el volumen al mal humor. Y mientras más involucradas estén la CAA y la COF, mejor.

¿Tantas vueltas para decirte que si somos de capaces de revaluar la mañana en términos menos quejones y más felices, podemos estar de mejor ánimo? Si, y además, que este proceso no es automático (como las reacciones emocionales) sino que requiere la activación consciente del mecanismo.

 O en otras palabras: tu mente tiene un interruptor que si aprendes a usarlo aumentará tu bienestar.

Una manera de comenzar es poner atención a la forma como evalúas las cosas que te pasan.

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