Por Miguel Rojo

NUESTRO REFLEJO: Uno de los grandes problemas de nuestra sociedad son los conflictos que existen entre las personas y sus egos

Una de las muchas causas que contribuyen la aparición de estos conflictos se halla en la envidia. Solemos emplear asiduamente este vocablo, por lo tanto, es importante conocer su significado. ¿Qué es la envidia? La envidia es la tristeza que sentimos a causa del bien ajeno. Esta melancolía tiene su raíz en el EGO. Ambicionamos lo que tienen los demás y al no podernos atesorar de ello, nos conlleva a vivir en un estado de tirantez, que desencadenará en disputas emocionales internas que tienen como fin la amargura, la frustración, y la ira, entre otras emociones negativas.

Es bueno recordar que cuando permites que el EGO controle tu vida, rara vez vives en armonía. Para poder vivir en sintonía con el universo es sumamente importante regresar al origen, es decir, a tu esencia, para poder lograr vivir de acuerdo contigo mismo. En el momento en el que regreses a tu esencia, concluyen tus conflictos, tanto los internos como los externos. Sin embargo, es de notoria importancia precisar que no se trata de una tarea simple, ya que tenemos muchas vivencias aprendidas, experiencias pasadas que marcan nuestras decisiones, es decir, nuestro presente. Si realizas una introspección, y analizas profundamente tu conducta, sin lugar a dudas, hallarás que tus pautas se encuentran condicionadas.

Hay más factores que promueven la aparición de estas disputas, pero rara vez somos conscientes de su existencia. Cada conflicto, nace únicamente debido al EGO. Estos factores pueden ser problemas internos que proyectamos a nuestro alrededor, y por esta razón, acostumbramos culpar al prójimo. La mayoría de nuestros problemas tienen su origen en el pasado. Una discusión con nuestros padres, una patada de nuestro hermano, un desengaño con nuestra primera pareja, actos que solemos transportar al presente de forma inconsciente y los generalizamos, como si siempre volviera suceder. Es como si navegáramos por del océano y brotara una tormenta, y justo en esa posición ancláramos nuestro velero. Sin embargo, una vez pasada la tormenta, ya con el océano en reposo, permanecemos a la espera de que regrese el vendaval, aunque este jamás se presente. Es un claro ejemplo de lo que nos ocurre en nuestra vida, cuando vivimos una experiencia dolorosa. Una vez superado el dolor, permaneceremos en alerta por si esa situación, que tanto dolor nos ha causado, se vuelve presentar. Por ello, vivimos con prejuicios erróneos, e inexistentes, creados simplemente por nuestra proyección. Si nos han engañado, viviremos con temor de que nos engañen, y aunque nos rodeemos de personas que de ningún modo nos traicionarán, seguiremos con pavor a que nos defrauden, circunstancia que nos produce un estado de estrés. Llegados a este punto, es bueno que entendamos que cada instante en la vida es único, y esto significa que lo vivido ahora, jamás será repetido, y aunque creas que lo puedes revivir, nunca será así, puesto que, hay infinidad de cambios, tus células habrán cambiado, el aire que respirarás no será el mismo, así que cada experiencia en tu vida es única.

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