manteniendo-la-paz-interiorPor Janice Chrysler

En un mundo de 7 mil millones de personas, es muy difícil estar completamente solos. Luego, cuando sí estamos solos, siempre existe la televisión, la computadora, los teléfonos celulares, etc. que nos mantienen en constante comunicación con el mundo exterior, lo queramos o no. Aparte de ir a la cima de una montaña solitaria o que te dejen en medio de una jungla, nos encontraremos con la energía de otras personas en algún momento de nuestra vida. Por otra parte, ¿cuál sería el punto de estar en este planeta con todas estas almas, si no para aprender y crecer a través y con la experiencia de los demás?

Compartir momentos con tus seres queridos y personas que comparten tu forma de ver las cosas puede ser edificante e inspirador, estimulante y literalmente puede alimentar el crecimiento de nuestra alma. Esos tiempos que pasamos ​​en situaciones en las que nos sentimos y somos testigos de la negatividad de los demás y / o su comportamiento abusivo hacia nosotros o hacia los demás, pueden socavar a nuestra paz interior… si lo permitimos. Detener esta invasión no se trata de pretender que no está ahí y ocultar lo que nos hace sentir ya que esto sólo nos robará nuestra alegría y felicidad.

En primer lugar tenemos que admitir que este comportamiento nos está haciendo sentir de cierta manera. Una vez que reconocemos la forma en que reaccionamos, entonces podemos tomar medidas para proteger nuestra paz interior. No siempre es fácil de hacer y puede haber situaciones en que parece que no puedes superar la situación; sin embargo, darnos cuenta de que somos nosotros los que somos dueños de nuestros sentimientos y podemos mantenerlos o modificarlos es la clave para mantener nuestro sentido de paz interior.

Algunas personas se encierran lejos del mundo para evitar estar en cualquier situación en que se sienten juzgados, criticados o en donde se enfrentarán a una diferencia de opinión. Sí, es mejor rodearnos de influencias positivas, pero la vida se trata de superar retos, el miedo al fracaso, y el miedo de cómo nos ve otra persona. De hecho, podemos tener verdadera fuerza y ​​confianza en nosotros mismos a través de este tipo de encuentros. Debemos enfrentar a nuestro enemigo – por lo general nuestro propio miedo – reconocerlo como lo que es, y tomar medidas para hacerlo a un lado. Cuando nos sentimos heridos instantemente porque alguien “nos critica o juzga nuestros actos o trabajo”, es entonces cuando debemos reconocer lo que sentimos y luego hacerlo a un lado y preguntarnos: