Alguien te dijo una vez que no eras hermosa, increíble, única, maravillosa, inteligente, capaz, amable y digna.

Les dijiste que fuiste a “ver a alguien” para averiguar qué fue lo que te quebrantó y cuando te preguntaron qué o quién había sido el responsable, les dijiste, “Tú”.

A pesar de que nuestros seres queridos tienen buenas intenciones, a menudo son confundidos por sus propias experiencias de vida y sus propios miedos o problemas.

Escucha sus voces, pero traduce las palabras en tu propio idioma, el espíritu. Escucha sólo las palabras: “Yo quiero que seas feliz”.