De igual manera, cuando criticamos pensando que señalamos las faltas de los otros, en realidad no alcanzamos a ver que nuestras críticas no hablan de los demás sino de lo que traemos dentro.

La única manera de cambiar tus contenidos es reconociendo que están dentro de ti y no afuera. Siempre que culpes a alguien por el estado actual de tu vida, recuerda que estás usando a los demás para tapar tu propio temor y así evadirte de la responsabilidad de ser el arquitecto de tu destino.

Para explicar esta idea en mayor profundidad les daré un ejemplo de mi propia vida:

Hace varios años atrás y antes de que salieran al mercado las compañías de celulares con servicio ilimitado o acceso al internet, una amiga me obsequio un celular muy fino y con todos los avances de la tecnología. Al abrir el regalo me sentí un poco intimidado pensando en lo que abría ella gastado y lo que tendría yo que pagar de cargos mensuales por el servicio. Para mi satisfacción esta amiga me aseguró que todo estaba cubierto y que no debía preocuparme de nada. Y así lo hice por varios meses, haciendo llamadas ilimitadas y luciendo mi juguete cromado como quien manejaba el “Mercedes” de los celulares…

Tiempo después y durante el mes de noviembre salió al mercado el primer servicio ilimitado de llamadas, y pensando en lo que mi amiga debía estar gastando, decidí transferir mi número de celular al nuevo servicio. Para mi sorpresa, al hacer la transferencia, la compañía nueva me informó que yo tenía una deuda de varios miles de dólares con la compañía anterior y que llamara de inmediato para que mi crédito no fuese dañado. Hablando a la compañía del “Mercedes”, me informaron que ciertamente la cuenta estaba a mi nombre y que tenía hasta el viernes de esa semana para aportar con la mitad de los cargos o de lo contrario destruirían mi crédito… (¡!)

Por unos segundos una ola hirviente corrió por mi rostro y buscando culpables allá afuera mi mente se ensaño en un ataque frontal contra la amiga que me dio el obsequio; sin embargo de inmediato la voz de la razón retorno a mi, aconsejándome aplicar todo lo que predico en mis conferencias: “¿Qué clase de jugo está saliendo de mi en este momento?…, ¿Acaso estas emociones negativas aportan en algo a resolver la situación?, ¿Quién acepto el regalo? ¡Yo!, ¿Quién hizo las llamadas todos estos meses sin siquiera averiguar acerca de lo cargos? ¡Yo!, ¿Quién es responsable de esta situación al 100%? ¡Yo!…”