Nuestras relaciones: reflejos en el espejo

Por Joyce Jackson

“Espejito, espejito, ¿quién es el mejor en esta relación?”

Nuestras relaciones, ya sea con la familia, los niños o nuestra pareja, reflejan dónde estamos en nuestra vida. Nuestra relación romántica refleja, como un espejo pulido, no sólo a nosotros, sino a ambos y donde está cada uno en cualquier momento de su vida.

• ¿Conflictos?

• ¿Frustración?

• ¿Coraje?

• ¿Un vacío en tu alma?

¿En verdad son los demás? Tal vez sea que tú estás buscándolos para que te llenen el vacío que está dentro de ti debido a tu falta de dignidad y baja autoestima.

La mayor parte del tiempo alimentamos la energía del conflicto nosotros mismos debido a nuestras más profundas inseguridades. Al igual que un lanzador de béisbol, lanzamos un chorro de rayos, para que todo lo que nuestra pareja tenga que hacer es poner el bate; simplemente reaccionan a nosotros. Si tuviéramos que lanzar una curva lenta, la energía del conflicto se disolverá rápidamente como si dejaras salir el aire de un globo. Pero, ¿cómo podemos hacer esto?

¿Se quejan de ti todo el tiempo? ¿Te están poniendo demandas irrazonables? ¿Esperan que tú hagas todo el trabajo para mantener la relación juntos? ¿Te sientas y esperas durante largos períodos de tiempo sólo para saber de ellos cuando te dan un poco de tiempo y por fin están listos para comunicarse? No son ellos los que están fuera de equilibrio aquí, eres tú. ¿Cómo puedes saber si tú estás fuera de equilibrio en tu relación? Busca en tu propio espejo.

1. Mírate a ti mismo.

Compréndete a ti mismo. Debes saber que eres fenomenal tal cual eres. Comprende que eres un ser espiritual fabuloso que debe estar aquí y ha elegido venir aquí en este momento para tener la vida que tiene. Conoce y siente realmente enérgica y espiritualmente que eres apoyado y amado por quien eres.

Una gran manera de demostrarte esto a ti mismo y reconocer tu propio valor es conocer tus propios dones y talentos. Haz una lista en una hoja de papel. Si sabes cuales son, resáltalos. Si no lo sabes, tomate un poco de tiempo para revelarlas. Siéntate con ellos, respíralos hacia el centro de tu corazón y deja que se conviertan en una parte real de ti. Exhala cualquier resistencia que puedas tener para aceptarlas.