un-momento-de-graciaPor Carmen Cruzzco

Una vez, estaba parada en la acera con un grupo de personas que esperaban el semáforo para cruzar la calle al igual que yo, al otro lado de la acera vi a una mujer doblar una esquina de un edificio, pero justo detrás de ella un gran matero cayó. Me imagino que ella sintió algo porque bajó la velocidad de su caminar, miró para todos lados como preguntándose qué pasó. Los que estábamos en la acera del frente vimos lo sucedido, y hasta algunos de nosotros le gritamos algo para que supiera que se acababa de salvar de una muerte segura, pero siguió su camino, sin percatarse que acababa de ser bendecida por un milagro. En ese momento comenté a mis compañeros de asombro, tal vez ese milagro no era para ella sino para nosotros. Hay personas que afirman que jamás han visto un milagro, pues, este es un buen ejemplo de que estar vivos es uno de ellos. Tal vez jamás te enteres de cómo se mueve la energía alrededor de ti para protegerte y bendecirte o tal vez te des cuenta años después que un milagro ocurrió en tu vida como me pasó a mí. Les digo esto porque cuando tenía 16 años conocí a una hermosa mujer, ella tocó mis manos, me ofreció la hostia y comí un maravilloso almuerzo preparado por su congregación. Sólo 15 años después fue que me enteré que esa maravillosa mujer era la Madre Teresa de Calcuta. En ese momento me embriagó una enorme emoción y lloré de agradecimiento por tal bendición.

En ocasiones subestimamos los momentos hermosos que vivimos y luego, en retrospectiva, caemos en cuenta que no los apreciamos, sin embargo, podemos reconciliarnos con ese pasado apreciando desde el presente lo que no hicimos en su debido momento. ¡Feliz despertar!

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