Por Julián Gabriella-muerte-miedo-a-la-unidad

Vivir sin miedo es vivir libres, seguros, contentos y alegres de recibir cada experiencia que la vida nos presenta. Pero hay un miedo que atormenta a la humanidad y que nos limita a dar lo mejor de nosotros a todos los demás; el miedo a la muerte. Ese temor que no nos deja SER, para poder compartir con todos y con nosotros mismos la grandeza que habita en nuestros cuerpos, formas y experiencias de la vida.

¿Porque la muerte nos atormenta tanto? Después de todo es la única certeza que tenemos en la vida; saber que todos vamos a morir. Esa palabra que nos denota dolor, por lo que evitamos hablar de ella, puede significar muchas cosas más que nos ayuden a ser mejores personas en nuestro tránsito por la vida.

Para empezar, la concepción de muerte que nos han inculcado desde niños es equivocada, ya que la muerte no es real. Es decir, no es real la idea de que al morir simplemente una vida se acaba y deja de existir. Como todo proceso en la vida, la muerte simplemente es una transformación; como materia y energía que somos, no dejamos de existir, simplemente cambia la forma en que nos manifestamos ante el universo. Al morir, pasamos de un estado a otro, y sin importar la religión que profesemos, la muerte equivale a terminar un ciclo, a trascender ya no de forma física, dejamos nuestro cuerpo en la tierra e iniciamos un nuevo ciclo. Esta es la magia de la vida, este interminable juego donde la transformación es una constante.

Tal vez seas escéptico y no creas en este cambio, pero entonces, suponiendo que somos indivisibles de Dios, creados por esa fuerza, entonces todos somos Dios,, la fuente divina uniendo a todos. Entonces ese Dios que se nos ha sido inculcado desde niños en todas las religiones, que habita en los cielos o en algún lugar inalcanzable por el hombre, excepto para los que realizan buenos actos durante su vida; resulta no ser tan distinto a nosotros, ya que si lo pensamos, Dios vive en todos, por lo que su influencia nos convierte en esa energía divina. Por lo tanto realmente no tenemos que hacer nada para llegar a el, sino simplemente darnos cuenta que nuestra existencia misma ya es divina. Sólo debemos darnos cuenta que la muerte no es dejar de existir, simplemente es una transición a encontrarnos con nosotros mismos y llegar a un lugar donde todos sean capaces de conectarse con el cosmos.

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