Usa el corazón roto como catalizador para la conexión y el cambio Por Lisa White “Nadie está libre de la realidad de la vida.” Esta cita de una de mis maestras favoritas espirituales, Caroline Myss, me pareció ser verdad cuando mi ex marido, nuestro hijo de 8 años y yo, nos reunimos para decirle adiós a nuestra querida amiga y compañera, Maggie, mientras suspiraba su último aliento. Los gritos de mi hijo me rompieron el corazón. La muerte, sin embargo, es parte de la vida y lo sacamos de la escuela para que pudiera despedirse de su amigo animal. Como padres, queríamos proteger a nuestro hijo del dolor, pero sabíamos que si no podía despedirse le hubiera dolido más. Me llamó la atención por su valentía y aceptación al ver las radiografías de Maggie, cómo le daba golosinas, la abrazaba, besaba, le sonreía, se tomaba fotos familiares, cómo estaba allí para la inyección y luego retiro suavemente el collar después de que ella había fallecido. Él era inflexible al querer permanecer con ella a través de todo el proceso. También fue capaz de expresar su dolor y de permanecer en la realidad con compasión y gracia en vez de girar la cabeza para ocultarse – un regalo precioso del amor y reconocimiento hacia Maggie en sus últimos momentos. Esto me hizo pensar en la frecuencia con que volteamos la cabeza a las realidades dolorosas de la vida debido al miedo de sentir angustia. ¿Miras hacia otro lado cuando estás parado en un semáforo y cerca de ti está una persona desamparada pidiendo dinero? ¿Cambias de tema cuando un amigo necesita compartir el tiempo difícil por el que está pasando, porque no sabes qué decir o te hace sentir incómodo? ¿Evitas programas negativos en la televisión o leer artículos sobre situaciones desagradables, tales como el tráfico sexual adolescente, la intimidación, el desempleo o el aumento del número de hipotecas perdidas? ¿Juzgas a los que puedan estar en tales circunstancias? Estas son las realidades de la vida que todos enfrentamos juntos como un mundo y como nación. Negar, evitar y juzgar temas difíciles o circunstancias sólo porque no existen en nuestro entorno más cercano, o porque nos hacen sentir incómodos, nos desconecta de los demás y nos roba a todos la oportunidad de experimentar la compasión genuina y la conexión con aquellos que necesitan nuestra ayuda. Comparte esto: Click to share on Facebook (Opens in new window) Facebook Click to share on X (Opens in new window) X