Al abrazar ese amor, no sólo estamos abrazando a Espíritu, sino que también estamos abrazando a nuestro Ser, y a los milagros que se encuentran dentro el cual todos compartimos.

Hemos oído hablar a lo largo de muchas comunidades que somos hacedores de milagros. Vamos a dar el siguiente paso y aceptemos que nosotros mismos somos los milagros que hacen milagros en cada momento.

Por supuesto, poniendo todo en perspectiva y tomando esto en serio, lo que podemos dar por hecho en nuestra vida diaria, para otro puede ser percibido y recibido como un milagro. Somos milagros unos para los otros. Tal vez si mantenemos esto dentro de nuestros corazones, entonces las diferencias que experimentamos se volverán menos a medida que vemos todo lo que compartimos como UN SER.

1 2

About The Author