Por Marcia Sirotaver-la-verdad-sobre-las-personas-crueles

A algunas personas les resulta especialmente difícil ver lo malo en los demás. Necesitan creer que las personas en sus vidas son buenas y amables. No pueden imaginar que alguien a quien aman y respetan sería capaz de crueldad, manipulación o irreflexión.

Estos individuos valoran cualidades como la honestidad, la integridad y la decencia, creyendo equivocadamente que todas las personas que los rodean mantienen los mismos ideales.

En mi práctica como psiquiatra, el paciente a veces vuelve a contar una historia en la que su cónyuge, un amigo o jefe, era perjudicial. Terminan diciendo: “No puedo creer que me trató así. ¡No lo entiendo! ”

He observado que cuando una persona tiene problemas para enfrentar la verdad acerca de algo, es porque tienen miedo de enojarse o molestarse. Esto aplica a aquellas personas que se niegan a ver lo malo en los demás.

Este tipo de denegación tiende a ser causada por traumas durante nuestros primeros años de vida. Paradójicamente, los que tienen miedo de ver a los demás como personas potencialmente dañinas a menudo han tenido experiencias dolorosas durante su propia infancia.

Cuando estos individuos estaban creciendo, era intolerable aceptar que podrían ser maltratados o abandonados por las personas que supuestamente los amaban y protegían. No podían enfrentarse a la verdad acerca de cómo sus padres o tutores habían sido tan decepcionantes o que podían traicionarlos de esa manera.

Como adultos, mantienen su negación. Sus experiencias de la infancia los dejó sintiéndose especialmente vulnerables, por lo que cualquier decepción parece abrumadora. Como resultado, ellos creen que va a ser insoportable para ellos enfrentar la verdad sobre las personas en sus vidas actuales.

Niños maltratados y abandonados se sienten indefensos y carentes de control. Debido a que los niños lo toman todo de manera personal, creen que si están siendo maltratados, es porque no han sido “suficientemente buenos”.

Ahora que son adultos, ser buenos les hace creer, erróneamente, que tienen cierto control en la vida. Ellos piensan que van a ser recompensados por su bondad y que esto los protegerá de cualquier daño.