El paso de la vida: La muerte es un regreso glorioso; la vida no es más que un paso, una transición. Los niños saben esto mucho mejor que la mayoría de los adultos. No hay necesidad de protegerlos de la muerte. Sería preferible que los padres de familia pudieran llevar a cabo su propia labor transformadora sobre la muerte y los moribundos para que puedan vivir la transición tan apaciblemente como un niño.

Presencias: Créele a tu hijo cuando te dice que está viendo a un ángel o un hada o una persona en la casa. Lo más probable es que aun está vibrando a una frecuencia más alta y es capaz de leer auras y de reconocer e interactuar con cualquier persona a su alrededor. Anímalos a contar la experiencia, mientras que los tranquilizas si hay alguna confusión o temor. Se consciente de no contaminar su experiencia con tu confusión y preocupación. Los niños tienen el don de la vista y es una bendición ser parte de esta vista a través de ellos.

El paraíso de las formas de vida: cuando pasas frente a una planta, detente a olerla, a tocarla, y a hablar con ella. Dile a tu hijo que haga lo mismo y envíale a la planta amor y luz para que pueda crecer fuerte. Del mismo modo, cuando te encuentras con un gato, perro, ratón, hormiga, o cualquier otra forma de animales vivos o insectos, detente a observar su vivacidad, sus vibraciones, y crea un espacio para existir con esta vida por lo menos por un momento. Invita al niño a hacer lo mismo mediante la observación al principio, y poco a poco invítale a interactuar. Esto puede ser un poco difícil con los niños pequeños cuya idea de interacción suave es aplastándolos y destruyéndolos. La repetición, aunque sea agotador, hace maravillas. Poner el ejemplo es fundamental dado que los niños aprenden mediante la imitación hasta la edad de 6 años.

Principios: En última instancia,  tu vida diaria será un ejemplo de a principios universales que se ejecutan cada día, recordándote a ti mismo y a tu hijo que están viviendo una vida de despertar. El centrismo, la no-violencia, la responsabilidad, la honestidad, el amor y el perdón se convierten en los pilares de tus enseñanzas, independientemente de las nomenclaturas religiosas.